Hay que decir verdad (I)
Por: Martín Valdivia Rodríguez

Hablan las imágenes, decía un narrador deportivo. Una imagen vale más que mil palabras, dice también un antiguo refrán. Es cierto, una foto o un video no transmiten opiniones ni versiones antojadizas que devienen de interpretaciones subjetivas o parcializadas. Los videos que se difunden en las redes sociales, sobre los hechos que antecedieron a la muerte de los seis soldados en el río Ilave, nos pueden llevar a conocer lo que en realidad ocurrió ese día. Sin embargo, hay que tener en cuenta que lo que nos puede decir una imagen depende, según la intención del mensaje, de varios factores, entre ellos el tiempo y el espacio, al que también podemos llamar lugar o escenario. En consecuencia, una imagen también se puede usar para tergiversar la verdad o decir una mentira.
Pero la verdad siempre debe ir por delante, no nos cansaremos de decirlo. Según explicaciones bien fundamentadas de varios periodistas —enviados especiales y corresponsales de medios de comunicación de Lima—, el video donde se ve a un puñado de soldados huyendo de una turba de cientos de comuneros, que les hacían una especie de callejón oscuro con una lluvia de piedras, no corresponde a Ilave, donde se encuentra el fatídico río. Ni fue tomado el mismo día de la tragedia —el domingo—, sino el sábado y en Juli, que está a aproximadamente 30 kilómetros de distancia, de acuerdo a dicha versión. Es decir, el contexto espacio temporal no corresponde.
Si es cierto lo que aclaran estos periodistas, cuyos argumentos parecen consistentes, no es verdad que los soldados se lanzaron al río para salvar sus vidas porque más de 300 comuneros los correteaban a pedradas y estaban dispuestos a matarlos. Por lo tanto, los conscriptos —como se les decía antes— que aparecen en las imágenes serían del cuartel establecido en un antiguo hotel ubicado en las afueras de Juli, ciudad donde el último sábado hordas de vándalos incendiaron la comisaría y el local del Poder Judicial.
Ello nos lleva a deducir que se habría utilizado ese video para hacer creer que los furiosos comuneros, huaracas y hondas en mano, condujeron a los soldados por el camino de la muerte. Hay otro video donde aparecen supuestos sobrevivientes de la tragedia del río Ilave diciendo que se lanzaron al río por huir de los ronderos. Pero si es cierta la versión de los periodistas, estos soldados estarían mintiendo. ¿Por órdenes de quién o de quiénes? De este tema —y del ensañamiento y la irracionalidad de los comuneros que muestra el video, sea cual fuere el tiempo o el lugar— nos ocuparemos mañana. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.