Opinión

Guerra Santa: derecha e izquierda

Por: Martín Valdivia Rodríguez

Hay un absurdo antagonismo político que hace que todo lo que apoya la derecha, aunque sea bueno y positivo, la izquierda lo rechace y cuestione. Y viceversa: si la izquierda dice o hace algo, aunque sea bueno o positivo, la derecha le lleva contraria de manera automática. Y así nunca se ponen de acuerdo, aunque ello no implique la renuncia a sus principios. En ese trance pierden el tiempo en buscar la paja en el ojo ajeno y ambas posiciones se convierten en una rémora que obstruye, retrasa y no deja avanzar. Y los más perjudicados de esta caprichosa ojeriza son los peruanos.

Un claro ejemplo de esta ridícula animadversión es la posición antagónica de los llamados “conservas” y los “progres” respecto a la guerra entre Israel contra Hamás, cuyas huestes están atrincheradas en la Franja de Gaza, esa estrecha banda de territorio que, junto con Cisjordania, conforma el Estado de Palestina gobernado por la Autoridad Nacional Palestina, pero que desde junio de 2007 es controlada por la citada organización islámica, considerada como terrorista. La derecha apoya a Israel y la izquierda al pueblo palestino, aunque no necesariamente a Hamás.

Al margen de las razones geográficas, geopolíticas, religiosas y étnicas del conflicto, las muertes causadas por uno y otro bando en el Medio Oriente son condenables, execrables, indignantes, repugnantes. Sin embargo, la derecha apoya a Israel y minimiza sus bombardeos contra hospitales, colegios, edificios y hasta centros de refugio, verdaderas masacres que entre sus víctimas tiene a una mayoría de mujeres e indefensos niños. Por su parte, para la izquierda solo existen las matanzas perpetradas por Israel y, cuando se trata de los ataques de Hamás, no menos sanguinarios, miran para otro lado, como si no pasara nada.

En 1947, las Naciones Unidas acordaron dividir el territorio Palestino entre los judíos y los árabes. Muchos árabes, así como organizaciones judías no están de acuerdo con esta decisión.

El 14 de mayo de 1948, David Ben-Gurión declaró la independencia del nuevo estado de Israel, que se convirtió en una suerte de refugio de las víctimas de la persecución nazi a los judíos en Europa. Egipto, Jordania, Siria, Líbano e Irak, donde se da el llamado socialismo árabe, rechazan a Israel y apoyan al pueblo palestino.

Se dibuja en la región, entonces, un mapa que divide a Israel y los países árabes. La derecha y la izquierda peruanas toman partido por uno y otro bando sin otro argumento que el encono político e ideológico que siempre se tienen. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.

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