Opinión

Grandeza

Por: Francisco Diez-Canseco Távara

La grandeza de un ser humano se mide por la inmensidad de su entrega a la humanidad que adquiere especial relevancia cuando se sacrifica la vida en la defensa de una causa justa.

Tales son los casos del heroico coronel Francisco Bolognesi quien lucho por la Patria hasta quemar el último cartucho y del Gran Almirante Miguel Grau, el Caballero de los Mares, quien ofrendó su vida en defensa del Perú combatiendo -como Bolognesi en el morro de Arica- en absoluta desigualdad de condiciones a bordo del Huáscar.

Tal es el caso de Alexei Navalny, el líder de la oposición -diría yo de la resistencia- al oprobioso régimen del genocida y sanguinario autócrata ruso Vladimir Putin. Navalny murió víctima de dicho criminal el 16 de febrero de este año en una gélida prisión ubicada en el Círculo Polar Ártico.

Fue envenenado el 20 de agosto del 2020 por los esbirros de Putin pero salvó la vida porque la presión internacional obligó al dictador a entregarlo moribundo al gobierno de Alemania, donde logró recuperarse.

En un acto heroico regresó a Moscú el 17 de enero del 2021 a sabiendas que lo iban a encarcelar de inmediato pero, como lo señala en su memoria “Patriota” citando a León Tolstoi: “Sí, el único lugar apropiado para un hombre honesto es hoy en Rusia la prisión”.

“Patriota” refleja un hombre íntegro, firme en sus convicciones, valiente en la lucha contra la dictadura. Como el mismo lo señala desde la prisión y la tortura: “tengo a mi país y mis convicciones. No quiero entregar mi país o traicionarlo. Si tus convicciones significan algo, tienes que estar preparado para defenderlas y a hacer sacrificios si son necesarios. Y si no estas preparado para hacerlo, no tienes convicciones”.

Aquí, en medio del tormento y la certeza de que jamás saldrá de la cárcel mientras Putin ejerza su siniestro mandato sobre Rusia, podemos medir el temple de este extraordinario luchador. Putin pretende emular -según sus propias afirmaciones – al Zar ruso Pedro el Grande a cuyo efecto invadió Ucrania con cientos de miles muertos y se ha construido un palacio, a orillas del Mar Negro, con un costo estimado de 1000 millones de dólares. Eso se llama delirio de poder.

Navalny cumplió su palabra: murió luchando por su Patria. Eso se llama GRANDEZA.

(*) Presidente de Perú Acción. Presidente del Consejo por la Paz.

* La Dirección periodística no se responsabiliza por los artículos firmados

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