Opinión

Goyito parlamentario

Por: Antero Flores-Araoz

Ha generado muchísimas críticas ciudadanas, en prensa y en redes sociales principalmente, los recientes viajes de delegaciones parlamentarias a Barhein y a Panamá, para participar en las asambleas de la Unión Interparlamentaria y del Parlamento Latinoamericano – PARLATINO, respectivamente. Las críticas se han centrado, entre otros aspectos, en que los viajes son innecesarios, muy onerosos y encima inoportunos pues estamos en tiempos de dura conflictividad social y encima azotados por intensas precipitaciones pluviales.

El enojo ciudadano se refiere solo a los viajes parlamentarios, pero nada dice ni tampoco se fastidia por el sinfín de viajes de miembros de los otros poderes del Estado, de otros organismos estatales autónomos y de muchísimas entidades del Sector Público, incluyendo gobiernos regionales y locales.

Posiblemente, el fastidio ciudadano que tratamos contra el Parlamento, esté originado en que en la práctica es la única entidad del Estado con puertas permanentemente abiertas y con acceso ilimitado a la prensa, además de que muchas veces hace merecimientos para ello.

Sin embargo, estimamos que hay que poner los puntos sobre las íes. En efecto, los viajes son caros y bien podría el Congreso ser menos dadivoso con lo que gasta, que indiscutiblemente proviene de los impuestos que todos pagamos. ¿Era necesario viajar a Barhein y Panamá? Indispensable no lo era, pues la falta de concurrencia no generaba perjuicio alguno y, en lo que se refiere a la oportunidad, cuestionada por las copiosas lluvias que afectan nuestra patria y que requerían la solidaridad con los afectados, pues fue una lamentable coincidencia.

En situaciones normales se podía prescindir de la asistencia de los congresistas delegados del Perú a tales eventos, pero en las actuales circunstancias en que se observa un complot internacional contra el Perú, acusándose a los vigentes actores políticos, tanto gubernamentales como parlamentarios, de haber expulsado indebidamente a Pedro Castillo de la Presidencia de la República, se presentaba una magnífica oportunidad de tener concentrados a parlamentarios de todo el mundo en Barhein y de toda Latinoamérica en Panamá, donde los congresistas peruanos podían hacer sentir su palabra, exponiendo la realidad de lo acontecido en el Perú desde el pasado 7 de diciembre, en que fue Castillo quien pretendió tomar el poder absoluto, en un golpe de Estado que no tuvo el éxito que pretendía pues ni siquiera su sombra lo siguió.

No olvidemos que las voces de López Obrador, de Petro, de Evo Morales, de Maduro, Ortega y de tantos otros apóstoles del infortunio de sus países, se hace sentir en este mundo globalizado, sin que el Perú haya enfrentado dichas equivocadas voces como era menester, por lo que como dicen “las oportunidades las pintan calvas” esperemos que nuestros parlamentarios viajeros hubiesen hecho las exposiciones sobre la situación verídica del Perú.

Si los delegados del Parlamento peruano no expusieron la realidad del acontecer nacional, sus viajes podrían ser algo así como la repetición en moderno, del Viaje del Niño Goyito, en estupenda y recordada descripción de Felipe Pardo y Aliaga.

(*) Expresidente del Consejo de Ministros

* La Dirección periodística no se responsabiliza por los artículos firmados

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