Golpe de estado y la responsabilidad del Lider
Por: Víctor A. García Belaunde

En el siglo XX hubo golpes de estado que tuvieron éxito, el coronel Oscar R. Benavides destituye a Guillermo Billinghurst (1914); Augusto B. Leguía (1919), Luis Sánchez Cerro (1930); Manuel A. Odría (1948); Ricardo Pérez Godoy (1962); Nicolás Lindley (1963), Juan Velasco Alvarado (1968); Alberto Fujimori (1992) y Martín Vizcarra Cornejo (2019). Todos estos quebrantamientos del orden legal del Perú tuvieron éxito, pero también hubo otros que no lograron sus objetivos.
El 29/5/1909, Carlos Piérola y sus hijos Isaías y Amadeo pretenden dar un golpe de estado contra Augusto B. Leguía tomando de rehén al mismísimo mandatario mientras a empellones lo maltrataban exigiéndole su renuncia. Lo pasearon por el jirón de la Unión y cuando ya estaban en la plazuela de la Inquisición y al pie del monumento a Bolívar Leguía se negó a renunciar frente a la turba.
El 19/2/1939, el general Antonio Rodríguez ministro de gobierno en ejercicio, y otras personas asaltaron Palacio de Gobierno para destituir al general Oscar R. Benavides, al parecer los insurrectos tenían el apoyo del Apra quienes ya pensaban lo imposible de llegar al gobierno por una revolución y decidieron captar miembros de las FFAA. Se hizo llamados para que se rindan, pero Rodríguez no quiso. El mayor GC Luis Rizo Patrón Lembcke avanzó y apuntó con un mosquetón a Rodríguez, pidiéndole tres veces que se rindiera, ante su negativa cayó muerto en el acto develándose el golpe de estado, y con su muerte asumió la responsabilidad de sus actos.
El 13/11/1992, el general Jaime Salinas Sedó y otros militares intentaron dar un contra golpe de estado contra el dictador Alberto Fujimori; el objetivo de ellos era el retorno del país a la democracia reponiendo a Máximo San Román en el cargo de vicepresidente para que asuma la presidencia. Fujimori huyó a la embajada de Japón y para dramatizar los hechos aseguró que lo querían matar con una pata de cabra. Los militares institucionalistas luego de ser capturados y llevados a juicio fueron condenados a 8 años de prisión, asumieron su responsabilidad porque sus acciones estaban amparadas por la Constitución. Fueron puestos en libertad por una amnistía en 1995.
El 7/12/2022, Pedro Castillo decidió como lo hizo Fujimori hacía 30 años en dar un autogolpe de estado disolviendo el Congreso, convocar a elecciones para un congreso constituyente y en 9 meses tener nueva constitución, se reorganizaba el Poder Judicial, el Tribunal Constitucional, el Ministerio Publico y la Junta Nacional de Justicia. La bravata le duró menos de una hora y decidió huir ante el evidente fracaso a la embajada de México, y en su trayecto fue capturado y puesto a disposición de las autoridades ante la flagrancia de sus delitos.
La diferencia entre los anteriores golpes, contragolpes o autogolpes de estado radica en que Castillo no asume su responsabilidad siendo él y sus abogados que se les ocurre salidas arlequinescas: primero un abogado salió diciendo que lo habían drogado, luego un congresista de su agrupación manifestó que el presidente no recordaba nada, pasado el tiempo un abogado extranjero dijo que Castillo dio una proclama (figura política en desuso usada siempre en casos de emergencia por presidentes y dictadores en el siglo XIX) y ahora otro abogado del ex presidente nos dice que estaba amenazado de muerte y da su mensaje a la nación por estrategia jurídica y que lo intentaron matar en la avenida Wilson.
No sabemos de dónde salen estas estratagemas de defensa, cada día más desconcertantes e hilarantes; lo cierto es que se trata del primer caso en que un líder político con cobardía y cinismo pretende no asumir su responsabilidad ante un hecho que el Perú y el mundo vio y escuchó en los medios de comunicación.
(*) Excongresista
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