El terremoto grado 7 que se ha originado por las confesiones de la señora Karelim López sobre las estructuras del Gobierno, creo que ya nos hablan de un Gobierno en escombros. Definitivamente, más allá de lo que pueda suscitarse a raíz de este pedido de aceptación de colaboración eficaz, lo cierto y real es que la figura del presidente de la República Pedro Castillo ha quedado total y absolutamente mellada.
Ya no se trata solamente de una falta de liderazgo; tampoco hacemos referencia a la ausencia de idoneidad o competencia; tampoco tenemos que acudir a la idea de la ausencia de planes, programas y acciones; mucho menos al conjunto de colaboradores políticos y técnicos de nivel. Ahora estamos hablando de una conduta reprensible conforme a la moral pública. Estamos hablando de un presidente que ha llegado a Palacio de Gobierno con el ánimo y el propósito de, en compañía de los que se han llamado “chotanolovers”, hacer cera y pabilo del erario nacional.
La pregunta que nos hacemos es ¿qué caminos le quedan al Perú en las próximas semanas? Probablemente el camino más cercano sea el pedido de la vacancia presidencial y para conseguir la presencia del presidente Castillo en el seno del Palacio Congresal requerirá solamente de 52 votos. Luego, oportunamente, se verá si se alcanza el número que exige el reglamento (87 votos) para conseguir la vacancia.
La segunda opción tiene que ver con esta grave denuncia por la supuesta comisión del delito de traición a la patria que, conforme al artículo 117 puede llevar en principio a la suspensión del mandato presidencial y en caso de tener la corroboración judicial a la destitución en el cargo.
Pero, más allá de estas dos opciones que implicarían el saneamiento que se requiere en el ámbito del Palacio de Gobierno, lo cierto y real es que ya aparece en ese local una frase que grafica el destino de este Gobierno: “Que en paz descanse”.
(*) Expresidente del Tribunal Constitucional
(*) Exministro de Justicia
(*) La empresa no se responsabiliza por los artículos firmados.
