La historia política del Perú registra anecdóticos episodios en los que la derecha se ha aliado con la izquierda o viceversa. Uno de ellos es la inclusión de José Luis Risco, exmilitante de Izquierda Unida y exdirigente de la CGTP, que en 1991 integró la plancha presidencial de Lourdes Flores por el PPC, el partido más conservador de esos tiempos. Y ni qué decir de la convivencia del Apra con su archienemigo Manuel Odría en los años 60. La reciente votación unánime de las bancadas de Perú Libre y Fuerza Popular a favor de la elección de Josué Gutiérrez como defensor del Pueblo, nos recuerda que la izquierda y la derecha, en determinadas circunstancias, pueden no mostrarse como enemigas.
Eso sí, sorprende que ese supuesto pacto haya sido suscrito por la izquierda radical y la extrema derecha de hoy. Porque una cosa es hablar de la posición política de Risco —otrora discípulo del moderado Alfonso Barrantes— y Lourdes Flores —tan proclive a las alianzas que hasta bailó una marinera con Alan García—, y otra de Vladimir Cerrón y Keiko Fujimori, cuyos partidos son como el agua y el aceite. Es tal la incongruencia que muchos opinan que este hecho confirmaría que el fujicerronismo sí existe.
Aunque, bajo argumento de la dialéctica marxista sobre la unión y lucha de contrarios, Cerrón diga que “el agua turbia se purifica en el movimiento”, esta mezcolanza tiene una ranciedad que, en el balance general, ha echado más sombras que luces sobre el cerronismo y el fujimorismo. En realidad, ya Perú Libre y Fuerza Popular han mostrado varias coincidencias en la aprobación de leyes, modificación de reformas y elección autoridades. Por ejemplo, en la elección de los representantes del Tribunal Constitucional y la Sunedu. En ambos, en los fujimoristas y en los cerronistas, existe un evidente interés por tener el mayor poder en la Junta Nacional de Justicia (JNJ), la ONPE y el JNE, instituciones del sistema judicial y electoral.
Precisamente, el flamante defensor, Josué Gutiérrez, aliado de Perú Libre, presidirá el próximo año la comisión que debe elegir a los nuevos miembros de la JNJ, encargada de nombrar, ratificar y destituir a jueces y fiscales. Los malpensados dicen que el objetivo de Perú Libre y Fuerza Popular es que se nombre a jueces y fiscales que sean condescendientes o blandos con sus líderes, que tienen sendos procesos por presunto delito de corrupción. No es una sospecha tirada de los cabellos, entonces. Veremos si el defensor se esmera por ejercer a cabalidad su función o les da prioridad a las decisiones de carácter político. Estaremos atentos. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.
