Opinión

Entre la guerra y la paz (II)

Por: Martín Valdivia Rodríguez

A propósito de la guerra en Ucrania, esbozábamos en días pasados una comparación, salvando las distancias, de la independización de los 14 países que antes pertenecieron a la ex Unión Soviética, con la reconfiguración del territorio del Tawantinsuyo, que ahora está repartido entre Perú, Ecuador, Bolivia, Chile y Colombia. Revisando los pasajes de la historia de nuestro país encontramos otra semejanza entre la disputa por Donestk y Luganks —pueblos que son la manzana de la discordia entre Rusia y Ucrania— como Tacna, luego de la guerra con Chile.

La mayoría de la población de Donestk y Luganks, en la cuenca hidrográfica del Donbas, que riega las tierras de una gran extensión de Europa del Este, se identifica y se siente parte de Rusia por razones étnicas, culturales e históricas. Por otro lado, en 1929, medio siglo después de la Guerra del Pacífico, los tacneños lucharon por su reincorporación al Perú ante el proceso de chilenización emprendido por el vecino país en su intención de evitar cumplir lo estipulado en el Tratado de Ancón. Chile tuvo que devolver Tacna al Perú y los tacneños celebraron con júbilo su retorno al seno de la patria.

Aunque en el mundo entero hay rechazo e indignación por el ataque de Rusia, en Ucrania ya había una guerra interna que desde el 2014 había dejado 14,000 muertos. Donestk y Luganks fueron bombardeadas durante muchos años. Hace ocho años hubo un referéndum en el que el 97.8% de la población de Crimea, otra región cuyos pobladores se sienten rusos, decidieron que su territorio sea anexado a Moscú, pero la comunidad internacional no convalidó los resultados, por lo que Putin mantiene una posición de facto sobre esa península.

Sin embargo, no podemos desconocer el carácter imperialista y, por ende, autoritario y abusivo, del gobierno de Vladimir Putin, que ha iniciado una escalada de despiadados bombardeos principalmente sobre Kiev, la capital ucraniana.

Pero es tal el desconocimiento que hay sobre esta guerra, que la izquierda peruana se ha dividido entre quienes apoyan la decisión de Putin de invadir a su vecino país, y quienes respaldan y se solidarizan con Ucrania. Esta ceguera política e ideológica, que viene de hace décadas, ha llevado a muchos peruanos a elegir a presidentes que, si no son corruptos, son mediocres. O ambas cosas a la vez. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.

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