Opinión

El punto más débil del gobierno

Por: Martín Valdivia Rodríguez

La presidenta Dina Boluarte debe entender que la seguridad ciudadana es el sector más bajo de su gestión y que la situación es tan grave que malogra los esfuerzos que se están haciendo para salir del estancamiento económico. El asunto es tan claro que, si le preguntamos a un ciudadano de a pie si se siente más seguro al salir de la calle ahora —con el actual gobierno— que hace un año, durante el régimen de Pedro Castillo, la respuesta sería que es igual. Incluso algunos responderían que en la actualidad la delincuencia está peor con Dina. Y no es por elogiar al gobierno de Castillo, que fue pésimo, pero esa es la verdad.

La masacre en Pataz, con el saldo de siete vigilantes y dos mineros muertos, es un atentado contra la inversión privada y demuestra el gran daño que le causa la delincuencia a la economía del país. Un perjuicio que se evidencia todos los días con los secuestros a comerciantes o sus familiares, o extorsiones a humildes emprendedores, personas que juntan sus ahorros para comprarse un carrito o moto para hacer taxi, poner una bodeguita en su casa o crear una microempresa que luego tienen que cerrar porque en los cupos que les exigen se irían todas sus ganancias.

Desde que Pedro Castillo asumió el mando hasta ahora, el gobierno ha nombrado un total de 11 ministro del Interior; es decir, casi uno cada dos meses. Y en lo que va de la gestión de Dina Boluarte, ya van tres y el último fue censurado hace unas semanas. ¿Puede un gobierno ser eficaz en la lucha contra la delincuencia con tanta inestabilidad en el Ministerio del Interior? Definitivamente, no. Toda gestión política es un proceso, el cual requiere de continuidad para la ejecución de los plantes y estrategias trazados.

Sin embargo, no se perciben ni planes ni estrategias. Solo hay salidas mediáticas y populistas como el denominado “plan Boluarte”, que parece consistir solo en declarar en emergencia algunos distritos y pretender asustar a los delincuentes con sacar a los soldados a patrullar las calles. Las bandas criminales solo se desplazan de un distrito a otro y los soldados brillan por su ausencia en las calles debido a la inexistencia de un verdadero plan, que es el conjunto de pasos con los detalles del tiempo y los recursos para lograr un objetivo.

La eficacia o fracaso de un plan se mide con resultados. Y está claro que la lucha contra la delincuencia sigue teniendo los números en rojo. No solo por la matanza de Pataz, sino por tantas extorsiones y secuestros que muchas veces terminan en asesinatos. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.

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