Opinión

El pluralismo como bandera

Por: Martín Valdivia Rodríguez

Hay libertad de pensamiento y de opinión. También libertad de expresión y de prensa. Los medios de comunicación tienen derecho a publicar los hechos y las declaraciones que les parezcan. Asimismo, a asumir una posición y defenderla con sus propios argumentos, sean estos certeros o equivocados, objetivos o subjetivos, imparciales o sesgados. En esa tónica, por lo general, la prensa está dividida en dos bandos bien definidos: los que atacan al Gobierno de turno y los que lo defienden. Son raros los medios que optan por no matrimoniarse con ninguno de los dos extremos.

Entendiendo que la información plural y sin sesgos también es un derecho del público, el diario La Noticia no cae en ese juego y opta por una línea pluralista, decisión que, posiblemente, le esté granjeando más de una encendida crítica desde los conciliábulos de los filósofos de la calle hasta las tertulias de los intelectuales de todos los tintes políticos. “Que no se definen”, “que van en zigzag” o “que no tienen bandera”.

No, señor, en La Noticia la que tenemos es la bandera de la verdad, venga de donde venga. Las oblicuidades o sesgos, para nuestro diario no son ninguna bandera. De tal manera que, si sale a flote el indicio de un acto de corrupción, lo denunciamos sin ningún temor. Y, como quiera que un indicio no es una prueba, si el denunciado tiene algo que decir, no le negamos su derecho a defenderse, también sin ningún temor. Y si la derecha le dice “vela verde” a la izquierda, consideramos que nuestro público tiene derecho a saber qué responde la izquierda. O viceversa. Eso se llama pluralismo y esa es nuestra bandera.

El pluralismo no es nada nuevo. Por algo viene del latín pluralĭta y también se aplica en el ámbito jurídico, en el que se define como la búsqueda de un derecho que esté apegado a la realidad social en la que existen diversas comunidades y culturas que deben considerarse con el mismo respeto y reconocimiento.

Precisamente, por respeto a nuestros lectores optamos por mostrarle ambas caras de la moneda para que ellos tengan toda la información necesaria para poder sacar sus propias conclusiones. Porque los tiempos cambian, la verdad, no. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.

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