Opinión

El peligro de las próximas elecciones

Por: Omar Chehade Moya

Para nadie es un secreto que gran parte de la ciudadanía, con mucha razón, tiene temor al resultado electoral de las próximas elecciones generales. Resulta que existen 25 partidos oficialmente inscritos listos para participar en la lid electoral, y otros siete que están en la fila esperando poder concretar su inscripción de cara a los comicios del 2026.

Es decir, podrían existir no menos de 30 candidatos a la presidencia del Perú y movimientos políticos al Congreso, una verdadera locura. Si tenemos en cuenta que la mayoría de partidos no están bien constituidos, que los cuadros políticos, salvo contadas y honrosas excepciones, son casi nulas, llegamos a la conclusión que se vendría toda una feria electoral, un mercado persa que lo único que traería es un desmadre gubernamental.

De allí que los únicos que más sacarían provecho serían los candidatos antisistema o contra el sistema como Antauro Humala, Vladimir Cerrón, y otros que se han ido dedicando en todo este tiempo en despotricar y hacer aún más leña nuestra precaria institucionalidad.

Se habla mucho que para que no suceda ello, esos 30 partidos políticos harán frentes partidarios o alianzas políticas para evitar la fragmentación electoral, sin embargo, siempre es la misma mentira, ya que el discurso previo es diferente a la acción final. Promesas que quedan en el aire, privilegiando siempre intereses subalternos, personales o grupales. Si bien se avanzó en la reforma política, en el Congreso, y en hora buena se aprobó el regreso del Senado de la República y la reelección parlamentaria, hay otros tópicos que todavía no cuajan, como por ejemplo la solidez de partidos o movimientos políticos.

A todo esto, hay que agregar la corrupción casi generalizada en todo orden de cosas que ha corroído varias instituciones, en la que ni siquiera se salva el Ministerio Público. La política se ha judicializado y la justicia se ha politizado, por ello vivimos hace muchos años en un marasmo institucional que se ha agudizado aún más en los últimos años.

La población tiene toda la razón en desconfiar de los políticos, pero sobre todo en tener gran preocupación de quién será el ganador de la presidencia de la República el año 2026. No queremos otro Pedro Castillo, un Vladimir Cerrón o un Antauro Humala que nos hagan retroceder 50 años en el crecimiento económico, y que terminen de destruir la democracia pulverizando nuestras incipientes instituciones. ¿Qué hacer entonces para evitar tal peligro?

La respuesta la tiene la propia población no solo al momento de elegir y votar, sino fundamentalmente los verdaderos ciudadanos cívicos y patriotas que se animen a postular y dirigir los destinos del país. Los partidos políticos, la prensa, y las instituciones tendrán que hacer también docencia para evitar el desastre político electoral que muchos temen. Manos a la obra entonces.

(*) Exvicepresidente de la República.

* La Dirección periodística no se responsabiliza por los artículos firmados

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