Opinión

El modelo económico de China

Por: Martín Valdivia Rodríguez

El liderazgo de China en el APEC y la inauguración del megapuerto de Chancay, construido por una Cosco Shipping, con sede en Pekín, han hecho que ciertos políticos adviertan una amenaza comunista en el Perú. A su entender, China sería mala influencia para nuestro país, que está embarcado en el camino de la democracia, que —como sabemos— no es perfecta, pero es el mejor modelo. Sin embargo, se equivocan, pues China ya no es la de Mao Tse Tung y han pasado 48 años desde que Deng Xiaoping abrió y liberalizó la economía de este país, que hoy es una superpotencia.

China padeció 27 años con la barbarie comunista de Mao Tse Tung, quien tomó el poder en 1949 para aplicar políticas marxistas que desplazaron a la clase obrera y se basaron en los campesinos. Su objetivo era industrializar al país y transformar la tradicional economía agraria china, para lo cual creó brigadas de trabajo y granjas colectivas, prohibiendo la agricultura y la propiedad privada.

Este sistema llevó a China a la colectivización y centralización de la economía que, en vez de provocar “el gran salto adelante” que pronosticó Mao, causó una terrible falta de alimentos que hizo que entre 20 y 45 millones de personas mueran de hambre entre 1958 y 1962. Ese oprobioso sistema trató de imitar Sendero Luminoso en el Perú con su guerra “del campo a la ciudad” y su llamado “marxismo-leninismo-maoísmo pensamiento Gonzalo”, basado en la práctica terrorista para aniquilar al Estado e imponer su “dictadura del proletariado”.

Este doloroso episodio duró dos décadas en nuestro país y dejó más de 70,000 muertos, pero llegó a su fin tras la captura del fundador de Sendero Luminoso, Abimael Guzmán.

En 1978, dos años después de la muerte de Mao, Deng Xiaoping asumió el mando en China e impulsó un programa económico conocido como “Reforma y apertura”, que liberalizó la economía, permitiendo el resurgimiento del sector privado, y descentralizó el poder, dejando la toma de decisiones en manos de las autoridades locales.

Ante ese panorama, el entonces presidente de Estados Unidos, Richard Nixon, viajó a China y se reunió con Deng, así como lo hicieron Joe Biden y Xi Jinping hace unos días en Lima. Deng también viajó a Washington y posteriormente se reunió con Jimmy Carter.

Entonces empezaron a llegar a China las empresas extranjeras y las multinacionales icónicas del capitalismo, como Coca-Cola, Boeing o McDonald’s. De tal modo que China ya no es un país de economía comunista, sino capitalista, pues promueve el enriquecimiento personal, la iniciativa privada, y el individualismo económico. No es para asustarse.Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.

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