Si lo que caracterizaría al fujimorismo es su énfasis autoritario, por el endogolpe de Estado del 5 de abril de 1992, lo que caracterizaría al cerronismo es su clara tendencia colectivizante, en la línea de un marxismo primario que se dio cuando no existía Estado Constitucional de Derecho.
Tanto para el uno, como para el otro, la democracia sería no un fin en sí mismo, sino un medio, un medio para acceder al poder e instaurar regímenes políticos distintos a lo democrático, y centrados en el culto a la personalidad del caudillo y en el linaje de este último en la conformación de dinastías políticas afirmadas en forma sostenida en cada convocatoria a elecciones generales.
El fujimorismo es una tendencia política que se inclina hacia lo que se denomina “derecha”, lo que en rigor no viene a ser sino una tendencia conservadora en lo político, que en lo económico se resuelve en una concepción liberal, con cierta inclinación hacia los monopolios y oligopolios como actores principales en el sistema económico.
El cerronismo también es una tendencia conservadora en lo político; pero desde una óptica que suele identificarse como de “izquierda”, lo que, en estricto, sería una concepción marxista del mundo, y en lo particular del fenómeno de la política, que en lo económico se expresa como un innegable conservadurismo, que apuesta por un Estado empresario y trata de someter al mercado a los designios político-partidarios, desde un básico control de precios.
Como pueden ver, el factor conservador en lo político aproximaría al fujimorismo y al cerronismo al punto de hacerlos compatibles. No son extremos en ese sentido, sin perjuicio de su claro caudillismo, pues, por ejemplo, la ex candidata presidencial Keiko Fujimori Higuchi cuando no salió elegida presidente de la República en el año 2016, sus congresistas electos -que llegaron a ser más de la mitad del número total de parlamentarios- habrían contribuido económicamente para su manutención a través de una especie de diezmo mensual.
Hermanados por el rechazo a los “caviares”, a la ideología de género y al matrimonio igualitario (homosexual), el fujimorismo y el cerronismo han encontrado suficientes puntos en común que los hacen verse, de esa manera, como la intersección de dos conjuntos: el fujicerronismo.
El caudillismo los aproxima también, de modo irrefutable, más allá que el fujimorismo haya nacido en la gran capital, Lima, y el cerronismo, en la región huanca de Junín.
El mismo Vladimir Cerrón Rojas estaría siguiendo el linaje político de su padre, en compañía de sus hermanos. Y precisamente ese caudillismo si bien los hermana, también limitarían sus visiones y actos como agrupaciones políticas con actual representación en el Congreso de la República.
(*) Analista político
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