Opinión

El farsante

Por: Alberto Bajak Miranda

Aníbal Torres Vásquez, psicológica y conductualmente, es un paranoico. Ubicuo oportunista, rey de la bravuconería y la respuesta insolente, es un abogado que vive en San Isidro, pero pronto pernoctará en Ancón. Es un oligarca con disfraz de rojete, con discurso y mensaje socialistoide y ramplón, con un odio literal al miraflorino emprendedor.

Torres, desde San Marcos, logra insertarse en una colectividad de abogados cuando postula al Colegio en el año 2002, externalizando ser un hombre de derecho, académico, probo e intelectualmente competente, prometiendo gobernanza gremial eficiente. Años posteriores, ya en su senectud, se sumerge en el comunismo más recalcitrante cuando, por coincidencia del destino, se da cuenta de que había nacido en el mismo pueblo que el presidente más ignorante de todos los tiempos y traza una estrategia de acercamiento hacia ese ignorante con poder precario.

Ya usufructuando el poder, desnuda toda su poca calidad de gentes en el gobierno más nefasto de la historia contemporánea, presidido por un ladrón de cuyes, cuyo constructo intelectual equivale con perfección al cerebro de un ratón. Llámese Pedro Castillo. Accede al gobierno y desata toda su procacidad y veneno con la prensa y rivales políticos. Pero como amanuense de Perú Libre, se transformó en el Rasputín de un don nadie, asesorando subnormalmente un fracasado golpe de estado con alianzas y pactos de fantasía, articulando y coordinando con los aires y el viento.

Adicionalmente, podemos agregar que este fanfarrón congratuló a Adolfo Hitler como ejemplo de gobernante diligente y pionero del desarrollo de infraestructura vial. Resultó ser un admirador hitleriano. Insultativo a ultranza, embustero a destajo, mentiroso consuetudinario, digno de arrastrarse en el lodo de los odios humanos, resalta toda su humanidad desafiante dentro del mismo poder. A pesar de ello, con ese discurso fragmentario y pólvora en la lengua, permaneció muy poco tiempo como el asesor de un virtual cero a la izquierda.

Después del improvisado e insólito golpe de estado castillista, niega a los cuatro vientos cualquier participación delictiva en dicha afrenta. Pero cuando el Ministerio Público allana su vivienda, la realidad palpable y visible nos dictamina otra versión: El engañador Torres Vásquez, junto a la plañidera Betssy Chávez, ex ministra y entonces titular de la PCM, habían redactado el opúsculo de marras que leyó nerviosamente Castillo. Algo que suponíamos, debido a la disociadora narrativa muy repetitiva en temas de gobierno que siempre alegaba Torres Vásquez en sus arengas de plazuela. Su mismo discurso y pensamiento, plasmado en el texto, fue presurosamente leído por el fetiche, temblando de miedo.

Dentro de los objetos encontrados en la residencia de Torres, se identificó un manuscrito con lapicero azul y lápiz, el cual contenía textos que mencionaban la “reestructuración de la fiscalía” y “cierre del Congreso”.

Finalmente, las pruebas irrefutables delatan a un mentiroso y embaucador intentando torear una prisión de 15 años que irá indefectiblemente como rayo hacia él. El farsante, de esta manera, concluye su triste trayectoria en el basurero de la historia.

(*) Analista politico

* La Dirección periodística no se responsabiliza por los artículos firmados

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