Opinión

El doble mensaje de la presidenta

Por: Víctor García Toma

Un viejo dicho popular reza así: “No se pueden hacer tortilla sin romper los huevos”. Y hay otro dicho también aclamado por el pueblo que indica lo siguiente: “No se puede estar con Dios y con el diablo”.

Lo expuesto líneas arriba viene a cuento en razón a que la actual presidenta de la república, Dina Boluarte, viene dando mensajes confusos en algunos contextos. Por un lado, nos habla de manera asertiva sobre la necesidad de consolidar un gobierno de transición en donde impere una democracia con orden, esto es un modo de convivencia en donde las instituciones del estado desarrollen sus actividades de representación de los intereses nacionales y los ciudadanos puedan ejercer cabalmente cada uno de los derechos que la Constitución les consagra. Val decir una sociedad de paz y libertad.

Sin embargo, simultáneamente, existen mensajes indicando que se abre la posibilidad de una Asamblea Constituyente y no lo descarta.

El problema es que detrás de este mensaje de la Asamblea Constituyente se esconden los intereses de los sectores subversivos por tratar de destruir o enterrar el sistema republicano establecido tanto en la Constitución de 1979 como en la de 1993, para acudir a un modelo político de supresión del estado-nación.

Saludamos la conducta de la presidenta de apoyar a las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional para que dentro del marco de la Constitución y la ley restablezca el orden y aleje de nuestro país cualquier signo de subversión. Nos alegra también su disposición al diálogo y al debate alturado; su decisión de reconstituir el aparato estatal reintroduciendo la meritocracia y combatiendo todo signo de corrupción.

Es importante que Boluarte haya colocado en el gabinete a personalidades serias y conocedoras de las carteras que hoy ocupan, algo que es un avance sideral en relación al gobierno anterior.

Sin embargo, todo ello caería en saco roto si es que hacemos caso -por temor- a los cantos de sirena de los sectores más extremos.

Cambios en la Constitución, por supuesto, parciales o totales, pero dentro de la propia Constitución que establece los mecanismos para que, incluso, el propio pueblo a través del referéndum, pueda de manera definitiva confirmar o denegar esos cambios. Más allá de eso es evidentemente entrar a ese juego engañoso de abrir la puerta para generar la lucha de clases y los mensajes claramente antidemocráticos y totalitarios.

(*) Expresidente del Tribunal Constitucional

(*) Exministro de Justicia

* La Dirección periodística no se responsabiliza por los artículos firmados

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