En estos días cobra fuerza una discusión en el ámbito nacional un tema de particular importancia que es el referido a la convocatoria de elecciones. Por un lado, se plantea la interrogante de si es posible llevar a cabo un proceso electoral general en caso se decida la vacancia o se produzca la renuncia del presidente de la república, Pedro Castillo; pero de otro lado está la posibilidad de que se convoquen a Elecciones Generales, incluyendo en ella al Congreso de la República.
De acuerdo con la Constitución, el Congreso solo puede dar por fenecido su mandato de manera anticipada cuando se produce un caso de disolución constitucional. ¿Qué quiere decir esto? Que se ha producido la pérdida de confianza a dos gabinetes.
Ahora bien, revisemos la historia reciente del Perú. En el año 2,000 se produjo la elección de un nuevo Congreso de la República a raíz de la crisis originada con el último gobierno del entonces presidente Alberto Fujimori Fujimori. En el caso actual, no hay un amparo jurídico propiamente dicho, sino que se trata de un dictado fruto de nuestra realidad.
Entonces, esperemos que prontamente el Congreso de la República ponga fin a esta agonía democrática y se sirva plantear con absoluta seriedad el pedido de vacancia presidencial que está planteado en su seno. Estamos aguardando que se adopte la decisión más patriótica posible para bien de todos.
En el caso del Congreso, lo cierto y real es que habiendo sido copado parcialmente por un grupo de parlamentarios denominados ‘los niños’, es decir, aquellos que han puesto en alquiler-venta sus curules, se va a requerir un cambio de actitud de una superposición de las fuerzas democráticas en grado sumo, para que este desprestigio no arrastre al conjunto del Parlamento y tengamos que llegar a la situación que hemos planteado.
(*) Expresidente del Tribunal Constitucional
(*) Exministro de Justicia
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