
A Ilan Heredia Alarcón lo conocí en febrero de 2008 cuando ejercí la defensa legal de su cuñado Ollanta Humala Tasso, y acudía con frecuencia al local central del partido Nacionalista ubicado en aquella casona clásica del cruce de la calle Choquehuanca y la Av. Arequipa en San Isidro. En el segundo piso donde el presidente del partido, Ollanta Humala tenía su oficina donde despachaba, en el ambiente contiguo, su esposa Nadine Heredia también tenía su propia oficina a efectos de enterarse quien entraba a reunirse con Ollanta y “aconsejarlo” de lo “malo” y de lo “bueno”. Una suerte de guardián del cónyuge.
Lo curioso del caso, es que al fondo de aquel segundo piso se encontraba la oficina del hermano de Nadine, el joven Ilan Heredia Alarcón. Tipo alto, grueso y con la cabeza totalmente afeitada. Personaje que, si bien no tenía cabello, tampoco tenía un pelo de tonto, por lo contrario, era un tipo chabacano, avispado, y arrogante por ser el cuñadísimo del aquel entonces líder de la oposición que permanentemente le hacía la guerra política al presidente Alan García. Más allá de la anécdota, Ilan Heredia fue el cajero de los Humala – Heredia.
Manejaba la caja chica, hasta las gaseosas, energizantes, cafés, tortas, bocaditos o habanos del que gustaba su cuñado, eran mandados a comprar con el efectivo que manejaba Ilan en los cajones de su escritorio. Cumplía con pagar también, los sueldos de los empleados del local partidario, disparaba los billetes como mono con ametralladora. Presumía que esa conducta le daba enorme poder ante “su gente”. Cuando le pregunté qué había estudiado, me respondió que “administración de empresas”.
No me constaba si era verdad o falso, pero presumo que, por su trato artesanal, lenguaje precario y diminuta cultura, si estudió alguna carrera profesional, debe haber sido en “la Universidad de Pelotillehue”. Cuando comenzó la campaña de 2011 que Ollanta Humala ganó, fue ungido oficialmente como el tesorero del partido, sin embargo, luego de unos titulares periodísticos que prendían los reflectores contra el sospechoso Ilan, su hermana Nadine le diría que era mejor protegerlo de las críticas y probables denuncias, y que había que reemplazarlo solo nominalmente por algún tonto útil: Julio Torres Aliaga, pero que en verdad quien manejaría las finanzas en las sombras sería Ilan Heredia, debido a lo angurrientamente desconfiada que era Nadine. ¿Quién era Julio Torres Aliaga? Un tipo humilde, bonachón, y leal al nacionalismo.
Fungía de amanuense, recepcionista, peluquero y hasta de chofer de Ollanta. Nunca olvidaré alguna vez cuando Julio Torres manejaba la camioneta rumbo a la fiscalía, y por equivocarse de ruta recibió una andanada de cachetadas en la oreja y el cuello por parte de Ollanta sentado como copiloto. Lo indignante del caso, es que el verdadero cajero de la mafia: Ilan Heredia Alarcón, a pesar de estar condenado a 12 años de prisión por lavado de activos, al mismo estilo de su hermana Nadine, se encuentra fugado, prófugo de la justicia. Esperemos que este gobierno y la Policía hagan su trabajo y capturen a este delincuente.
(*) Exvicepresidente del Perú.