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Delincuentes extranjeros son los más sanguinarios

Psicóloga en criminología Guisela Arata Campos señala que en un estudio se comprobó que poseen conductas más violentas perjudicando a la ciudadanía

  • Según la especialista, luego de entrevistar a varios reclusos, un grupo de criminólogos comprobó que los presos peruanos no tienen por costumbre matar a niños, mujeres embarazadas o ancianos, como lo hacen los extranjeros.

POR: CARLOS RIVERO MELGAR

En conversación con nuestro canal digital La Noticia Perú, la psicóloga en criminología Guisela Arata Campos señaló que la situación de violencia se ha agravado ante la llegada de delincuentes extranjeros que se dio a partir del 2016.

¿Cuál es su análisis de la problemática de inseguridad ciudadana desde el punto de vista psicológico?

La violencia o delincuencia en las calles no es un problema nuevo; sin embargo, este se acentuó con la llegada de malos elementos en esta ola migratoria de extranjeros que se dio entre el 2016 y 2017, porque esas influencias conductuales de la forma de delinquir no se veían en el país. Con un grupo de criminólogos entrevistamos a sicarios, feminicidas extranjeros, y vimos que tenían costumbres o modalidades propias, que se han visto en forma más representativa después de la pandemia. Los presos peruanos no tienen por costumbre matar a niños, mujeres embarazadas o ancianos. Pero con la criminalidad con influencia transnacional vemos que estos grupos criminales introducen las costumbres de su país en la parte psicológica, también y social. Lo que vemos ahora es una fusión de ambas, y en la actualidad vemos violencia no solamente en las calles, sino también en todas las instituciones, en el ámbito político, las entidades privadas, en los colegios. Los jóvenes están careciendo de ciertos valores, de modelos referentes de admiración que sean valorados, positivos. Aunque el Estado está en la obligación de dar protección a los peruanos, una de las bases que aprendemos cuando somos niños es el modelo de la figura paternal o personas referentes (tíos, abuelos). Los estudios en la población penitenciaria arrojaron que algunos provenían de familias disfuncionales; otros sufrieron una necesidad económica, otros decían que la sociedad no le había dado un ejemplo positivo para ellos adherir a su conducta; además del alto nivel en el consumo de alcohol y drogas de la gran mayoría de internos.

¿Las personas están ingresando el mundo criminal a una edad cada vez más temprana?

El sicariato no empieza en la adolescencia. El sicariato es como una currícula, un trayecto donde se inician desde muy jóvenes no como sicarios, sino con robos, hurto agravado, y van perfeccionándose en el tema de la conducta delincuencial. Un sicario tiene un perfil desafiante y transgresor de normas, y esa conducta se forma con el paso de los años. Ahora hay escuela de gatilleros para niños de 9 y 10 años en el Callao. Este problema se da porque en la infancia no tuvieron los referentes de donde puedas mostrar sentimientos de dolor, de compasión, de generosidad hacia el otro, de empatía.

Los crímenes de ahora son más crudos y nos muestran el poco valor que se tiene por la vida.

En la psicología del desarrollo se habla de las neuronas espejo, que son las neuronas de la empatía que están desde que nacemos, pero a partir de los 5 o 6 años vamos a terminar de formarlas. Lo que el estudio muestra es que esta población penitenciaria sí tuvo esa capacidad o habilidad de empatía, sin embargo, no pudo desarrollarla.

¿Una persona que comete un crimen atroz es recuperable?

Todo ser humano tiene la voluntad y la capacidad de revertir cualquier error que haya cometido, siempre con apoyo, con una red de amistades, un referente. En los penales hemos observado que había talleres, pero solo un pequeño porcentaje de la población participa, por ello es muy bajo el porcentaje de los internos que salen a trabajar.

¿Cree que no se está tomando la debida importancia a la salud mental?

No hay políticas claras, ni políticas de ejecución. En las primeras etapas de la niñez, desarrollamos varios elementos de nuestra personalidad, la autoestima, la empatía, nuestros referentes de figuras de admiración y nuestra personalidad. La familia es la base para la formación de la persona, pero la segunda base son las entidades e instituciones educativas y el Gobierno. La inteligencia cognitiva son todos los aprendizajes, matemática; mientras que la emocional es el tema de la empatía, de la inteligencia, de las diferentes emociones múltiples, como la sensibilidad de asertividad, comunicación asertiva. El éxito yace en el conjunto de estas dos inteligencias.

AFIRMA QUE EXCESO DE LA TECNOLOGÍA NO TRAE COSAS POSITIVAS

El acceso a aparatos tecnológicos a los niños está terminando por golpear la comunicación en la familia.

“Yo manejo un término que es el equilibrio, que es muy difícil porque nos vamos a extremos, y ningún extremo es bueno. El equilibrio es un control tanto de lo positivo como lo negativo. Si le damos un exceso de la tecnología, no vamos a tener cosas positivas, si damos la escasez, vamos a poner chicos introvertidos. Lo que se hace es una mediación de esas polarizaciones. La familia es como un sistema. Cada hijo y cada figura es como un elemento de ese sistema y tenemos que conjugar con ese sistema. Ese elemento puede ser mayormente alegre o explosivo, pero hay que saberlo manejar”.

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