Opinión

Corrupción a nombre de la Nación

Por: Fernando Cillóniz Benavides

Muchos peruanos corruptos tienen títulos universitarios A NOMBRE DE LA NACIÓN… truchos. Así, en mayúsculas. El presidente Castillo es uno de ellos. Su esposa también. Lo lamento por ella, pero es verdad. Incluso, connotados juristas – como la ex Fiscal de la Nación, Zoraida Ávalos – también tienen títulos académicos truchos.

¿Cuántos más habrá? ¡Sólo Dios sabe!

En nuestro país, hay varias maneras de titularse truchamente A NOMBRE DE LA NACIÓN. Una de ellas – la más descarada – es el jirón Azángaro donde opera un emporio de falsificadores de títulos universitarios A NOMBRE DE LA NACIÓN.

Efectivamente en Azángaro soles más soles menos, se pueden obtener títulos académicos de cualquier profesión y de cualquier universidad, con firma del rector correspondiente… idéntica a la original.

Incluso, se pueden obtener títulos de universidades del extranjero, para lo cual el falsificador requiere solamente el texto en idioma extranjero que prefiera el cliente corrupto. ¡Descaro total!

El problema es que, a vista y paciencia de nuestras autoridades municipales, policiales, ministeriales y judiciales, la vida transcurre como si nada en jirón Azángaro. Después están los títulos truchos A NOMBRE DE LA NACIÓN, otorgados por universidades truchas, sobre la base de tesis – también – truchas. Léase, el caso del Magister en Educación José Pedro Castillo Terrones, y su señora esposa. Léase también, el caso del Ingeniero, Magister y Doctor en Educación César Acuña Peralta, y muchos corruptos más. El problema – aparte de los titulados truchos A NOMBRE DE LA NACIÓN – es que las universidades en cuestión también tienen vela en este entierro.

En el 2018 escribí un artículo titulado “Las almas mater de la corrupción en el Estado peruano”, el cual trataba de lo mismo… de las universidades truchas. En ese contexto, me referí a la Vallejo de César Acuña Peralta, a la Alas Peruanas de Joaquín Ramírez, a la San Juan Bautista de José Luis Elías Ávalos, a la Garcilaso de la Vega de Luis Cevantes Liñan, y a la Telesup de Pepe Luna Gálvez. Como se ve, todas universidades vinculadas a cuestionados políticos en actividad.

Incluso, mencioné a la Escuela de Altos Estudios Jurídicos, donde se formaban a los futuros jueces y fiscales del país. ¿Quién la fundó? Nada menos que Guido Aguila… aquel nefasto ex miembro del Consejo Nacional de la Magistratura, embarrado hasta la médula en el vergonzoso caso de los Cuellos Blancos del Puerto. Pues bien, en aquel entonces – por escribir el artículo antes mencionado – fui querellado por Elías Ávalos.

Ahora bien ¿qué se podría hipotetizar de lo dicho hasta ahora? Pues que “la corrupción política está infiltrada – y de mala manera – tanto en el Estado, como en algunas universidades de nuestro país.” ¿O no? ¿Acaso los políticos antes mencionados – amos y señores de sus respectivas universidades y / o sus correligionarios – no están metidos en las comisiones congresales de educación, de economía, y otras, donde claramente tienen conflictos de intereses?

Cortemos por lo sano. Que los títulos de La Vallejo sean a NOMBRE DE CÉSAR ACUÑA PERALTA. Que los títulos de la San Juan Bautista sean a NOMBRE DE JOSE LUIS ELÍAS ÁVALOS. Y así con todas las demás universidades truchas. Esa es mi propuesta.

Eliminemos los títulos que consagran la corrupción A NOMBRE DE LA NACIÓN.

El Perú no merece tanto desprecio.

(*) Ex gobernador regional de Ica

* La Dirección periodística no se responsabiliza por los artículos firmados

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