Opinión

Copia y pega en el Congreso (I)

Una de las funciones del cerebro es la de pensar, comunicar y formar opiniones. Si recurrimos a la inteligencia artificial de una manera exagerada, como al copiar y pegar textualmente respuestas de ChatGPT, sin evaluarlas, discernirlas y confirmarlas, para crear un proyecto de ley, como lo hizo el congresista Paul Gutiérrez, estaríamos delegando la facultad cognitiva a la inteligencia artificial. Es decir, la máquina estaría reemplazando al cerebro.

El citado congresista puede aducir que solo se copiaron fragmentos y, además, responsabilizar a su asesor. Ocurre que en el proyecto se copió y pegó la explicación de ChatGPT sobre la razón por la que, precisamente, la inteligencia artificial no podía dar una respuesta a la pregunta que se le hizo. Es decir, ni siquiera era la respuesta. Además, es cierto que los asesores están para auxiliar al funcionario en un asunto específico, pero es este último el que lleva las riendas del trabajo. De lo contrario, los marineros estarían en capacidad de reemplazar al capitán de un barco.

Con los avances en la ingeniería computacional y la creciente tendencia al uso de la tecnología en cada vez más ámbitos, hay quienes piensan que algún día las máquinas reemplazarán a los humanos. Es cierto que las máquinas han derrotado al hombre en distintas disciplinas desde hace mucho tiempo, por ejemplo, en el ajedrez, pero nos encontramos lejos de que una máquina pueda reemplazar a un humano. Y es mejor que eso no ocurra nunca, pues el sedentarismo del cerebro conduciría al ser humano al descalabro.

Por ejemplo, hay autos autónomos, pero un auto autónomo no puede manejar una moto. Ello nos lleva a la conclusión de que para que el ser humano sea reemplazado se necesitarían una infinidad de máquinas con distintas habilidades, y no solo una. En definitiva, la tecnología artificial nunca reemplazará todas las funciones del cerebro humano.

Repetimos, la inteligencia artificial es positiva y beneficiosa para el trabajo, los estudios y otras actividades, pero es necesario utilizarla adecuadamente y sin caer en excesos. De lo contrario, estaríamos condenando al cerebro al ocio, a un sedentarismo neuronal que, según algunas hipótesis, podrían llevar a la extinción del ser humano. Pero ese es otro tema, igualmente muy complejo, que trataremos en otra oportunidad.

Los congresistas deben ser consientes de ello y dar el ejemplo desarrollando una labor intelectual responsable y honesta. Y los maestros, como Paul Gutiérrez, deben señalarles el camino a sus alumnos, explicarles que la inteligencia artificial es útil, pero no debe reemplazar al cerebro. Que el copia y pega no vale. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.

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