Tras varios días de especulación, el cohete chino Larga Marcha 5B aterrizó en la zona de las islas de las Maldivas del océano Índico, al sur de Asia. Sus 18 toneladas de estructura y componentes se desintegraron al entrar por la atmósfera a las 9:24 de la noche, hora peruana.
Los ojos del mundo estaban puestos sobre la nave debido a que esta viajaba sin control a unos 28 mil kilómetros por hora y no se sabía dónde caería. Incluso, Lima se encontraba entre los puntos de colisión.
El Servicio de Vigilancia y Seguimiento Espacial de la Unión Europea (EUSST) y el Pentágono de Estados Unidos fueron algunas de las estaciones que monitorearon la trayectoria del cohete hasta cerciorarse que no destruya nada.
