Particular

Codicioso para recaudar más, indolente para generar empleo

Por: Fernando Cillóniz Benavides

El Estado, nuestro Estado, está lleno de plata. Por el lado fiscal, el año pasado, la Superintendencia Nacional de Administración Tributaria (SUNAT) recaudó más impuestos que nunca. Y en lo que va del 2025, la recaudación tributaria sigue en aumento: 13% más que el año pasado. Por el aumento de precios de nuestros productos de exportación, cobre y oro principalmente, la SUNAT logró la mayor recaudación de Impuesto a la Renta (IR) en toda su existencia. Producto de ello, el Canon Minero alcanzó también otro récord histórico. Jamás las regiones y municipios del país recibirán tanto dinero de Canon Minero como en este 2025.

Por todo ello, las cuentas fiscales están totalmente equilibradas. La deuda externa peruana es una de las más bajas del mundo. ¡Ya quisieran muchos países tener la solidez macroeconómica del Perú! Realmente notable, aunque algunos compatriotas negacionistas no lo quieran reconocer. El problema está en el ámbito de la sociedad civil. A ese respecto, cabe preguntarnos: ¿cómo están los microempresarios y los trabajadores? ¿Cómo están las amas de casa y la juventud? ¿Cómo están los jubilados, los pobres? Como dirían los políticos demagogos, ¿cómo está el pueblo? Evidentemente, hay un contraste entre las finanzas públicas y las finanzas de la ciudadanía. La pobreza sigue muy alta y la informalidad laboral también. Claramente, el Estado peruano es un fracaso.

El enorme esfuerzo contributivo de la ciudadanía y las empresas está siendo pésimamente correspondido por el Estado. Me refiero a la gestión de los servicios públicos, aquellos que el Estado está obligado a brindarnos de manera eficiente y oportuna: agua y desagüe, salud y educación, seguridad ciudadana, justicia, infraestructura. ¿Acaso no son paupérrimos o inexistentes los servicios que nos brinda el Estado en dichas materias? Conclusión: el dinero de los peruanos debe estar más en el mercado y menos en el Estado. El Impuesto Selectivo al Consumo (ISC) debe desaparecer y para siempre. Las tasas de IGV y Renta (IR) deben bajar.

El Estado debe ser más austero y servicial. Para ello, hay que digitalizarlo y simplificarlo al máximo: cero colas, cero papeles, cero firmas, cero sellos, cero coimas. Hay que autonomizar los servicios públicos especializados, como agua y desagüe, limpieza pública, salud, educación, seguridad, infraestructura, etc., para blindarlos de la perniciosa injerencia política. Asimismo, hay que profesionalizar la gestión pública e imponer la meritocracia en todos los estamentos del Estado. ¡No al clientelismo político! Paralelamente, para reducir los gastos del Estado, hay que fusionar ministerios e instituciones redundantes.

Al estilo de la Argentina del presidente Milei, hay que reducir la burocracia corrupta e inepta que ingresó al Estado por la puerta falsa. Por esos malos funcionarios, el Estado, nuestro Estado, es un pésimo administrador de los impuestos que pagamos todos los peruanos. En términos generales, nuestro Estado es corrupto, inepto y elefantiásico.

Finalmente, vayamos a lo que quiero llegar: ¿acaso el desempleo no es el mayor problema de los peruanos actualmente? ¿Acaso la inversión, principalmente privada, no es la mayor generadora de empleo formal? Es hora de priorizar el empleo, no la recaudación. Es un escándalo moral tener un Estado codicioso para recaudar más, pero indolente para generar empleo y bienestar.

 (*) Exgobernador regional de Ica.

* La Dirección periodística no se responsabiliza por los artículos firmados

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