Ahora que se cumple un año del inicio de la criminal guerra contra Gaza, es justo hacer un recuento de los incalculables daños ocasionados por este genocidio perpetrado por el gobierno israelí de Benjamín Netanyahu.
La terrorífica cifra llega a los 42 mil palestinos asesinados, prácticamente todos civiles de los cuales casi la mitad son niños y mujeres. El 60% de la infraestructura de Gaza totalmente destruida, y la restante inutilizada o semi destruida. El alevoso ataque que lleva 365 días no ha respetado ni colegios ni hospitales, ni cuerpo diplomático ni a organismos humanitarios.
A todo este horror hay que sumarle las enfermedades y epidemias que sufren los palestinos producto de la escasez de agua, energía eléctrica y hambruna por inexistencia de productos básicos. Lo que en realidad busca contra la indefensa población palestina el carnicero israelí, Benjamín Netanyahu es lo que el nazismo en sus años más duros de la segunda guerra mundial proclamaba con sus letales campos de concentración: “la solución final”, el exterminio de toda una población.
La orgía de sangre contra los palestinos no se inició el 7 de octubre de 2023, en realidad lleva décadas de opresión, desde la creación del estado de Israel en 1948 aprobado por la Asamblea General la Organización de las Naciones Unidas, agudizado por la ilegal e ilegítima ocupación y anexión en 1967 de todo el territorio palestino por parte de las fuerzas israelíes luego de la famosa Guerra de los Seis Días que la propia ONU condenó emitiendo la Resolución 242 que ordena a Israel el retiro de la fuerza ocupante, resolución que por supuesto Israel se ha negado ha cumplir de manera reiterada en el transcurso de los últimos 57 años con el apoyo de los EEUU como incondicional socio político y financiero.
En conclusión, la Organización de las Naciones Unidas, en la práctica, solo ha sido creada para ordenar a los países más débiles, pero jamás para frenar abusos de los más fuertes.
El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas conformada por los cinco países ganadores de la Segunda Guerra Mundial, constituye un organismo anti democrático dentro de la propia ONU, ya que tiene poder de veto a lo resuelto por toda la Asamblea General de las Naciones Unidas, es decir, un solo voto de algunos de estos 5 países que conforman el Consejo de Seguridad vale más que toda la votación de 192 países que conforman la Asamblea General.
Ante el desastre que vive Palestina agudizado después del torpe ataque de Hamas, el gobierno sionista de Israel ha aprovechado la coyuntura para dedicarse al exterminio genocida de la población palestina que valientemente se resiste a desaparecer. Como habrá llegado el barbarismo de Netanyahu que está provocando una guerra regional expandida contra el Líbano, Siria e Irán con el ridículo argumento de combatir al Hezbolá. Si los gobiernos de las potencias mundiales siguen con su silencio ante el holocausto palestino serán cómplices del genocidio y exterminio que se vive en Gaza. Estamos advertidos.
(*) Exvicepresidente del Perú.
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