Cabildeos y aspiraciones políticas
Como bien sabemos, quienes pretenden ser candidatos en las próximas elecciones generales, que deberán realizarse en el año 2026, deben estar inscritos en los partidos bastante antes de que estas sean convocadas.
Esto ha apresurado el interés de muchas personas por afiliarse a algún partido político, al pretender ser candidatos, ya sea en plancha presidencial o al Parlamento, el cual estará conformado por 2 cámaras: la Cámara de Diputados con 130 integrantes y el Senado de la República con 60.
Hay personas de gran valía que nunca tuvieron la menor intención de participar en política activa, pero que han cambiado su determinación luego de haber visto y sufrido las consecuencias de las elecciones del 2021. Con un presidente de la República carente de las más mínimas calificaciones para asumir dicho cargo, así como un Congreso en el que un considerable número de parlamentarios no tienen el nivel adecuado para las altas responsabilidades como miembros del Poder Legislativo, a lo que se suma la crisis política vivida, en la que hemos tenido un promedio de un primer mandatario por año.
Evidentemente, hay razones más que suficientes para el cambio de criterio de personas de gran nivel cívico y profesional que nunca tuvieron la mínima intención de participar en la política, pero que hoy no quieren dejar espacios vacíos para que sean cubiertos por individuos sin las calificaciones para ser los conductores del país, ya sea en el Poder Ejecutivo o en el Poder Legislativo. Las personalidades a las que nos referimos saben que hacer política sana en nuestra patria es una tarea difícil, llena de sinsabores y problemas, pero su espíritu cívico es mayor y están dispuestos a enfrentar los retos y también las consecuencias, que muchas veces ponen a ciudadanos ejemplares frente a los tribunales, soportando investigaciones y procesamientos.
Saben también que encontrarán en el camino, de acceder a los cargos que pretenden, enemigos gratuitos que harán lo imposible para hacerles la vida a cuadritos. Conocen también que, por la Ley de Contrataciones del Estado, su parentela no podrá contratar con este último. Igualmente, están enterados de que, en la Unidad de Inteligencia Financiera, adscrita a la Superintendencia de Bancos, estarán registrados hasta cinco años después de que terminen su función, como personas expuestas políticamente y, por si ello no fuese poco, tendrán que hacer una declaración de intereses que involucre a toda su familia, en la que de repente ni siquiera conocen de la existencia de algunos con los que tienen lazos sanguíneos o de afinidad. Las personas a las que nos referimos, antes de sus cabildeos, deberán ser muy cautas y selectivas al escoger la agrupación política con la cual participar en los comicios del 2026, pues existen por lo menos 28 partidos inscritos y algunos más en proceso de inscripción, aunque no todos tienen la misma solvencia moral y política.
En esta villa del Señor, hay de todo tipo de partidos, pero la lógica y la prudencia deberían llevar a esas personas de prestigio y civismo, hoy independientes, a escoger entre los partidos que tengan una trayectoria limpia, que adhieran a un ideario serio y de compromiso con el Perú y cuya dirigencia sea de buen nivel. Escoger otras opciones podría ser irresponsable.
(*) Expresidente del Consejo de Ministros.
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