Un día como hoy, hace 6 meses, Pedro Castillo Terrones dio un golpe de Estado, en vivo y en directo, con la banda puesta y el decreto listo para ser firmado, conforme se ha corroborado recientemente. Pretendía cerrar el Congreso, el Poder Judicial y otras dependencias, inclusive se ha testimoniado que pretendía hacer detener a la Fiscal de la Nación, doctora Patricia Benavides.
Es decir, quería gobernar dictatorialmente vía decretos, instaurando obviamente, un régimen totalitario acorde a su mentalidad.
Una primera acción hubiera sido la persecución y detención de los más connotados opositores y una explosión de asilos y refugios; por ello, no olvidar que el mundo da vueltas y que el sistema de justicia nacido de la Convención Americana de Derechos Humanos, hubiera podido ser la tabla de salvación de muchos peruanos.
Lo concreto es que comprobada la violación del orden constitucional, se le vacó y detuvo en cumplimiento de la ley. Hecho eso, se produjo automáticamente la sucesión constitucional de la presidencia de la República en la persona de Dina Boluarte.
Esto produjo una reacción consecuencia de la siembra de odio que Castillo y Aníbal Torres esparcieron por el país. El régimen no supo contener las asonadas y esto produjo muertos en el sur como consecuencia directa de los hechos de violencia no suficiente ni oportunamente explicados.
Ha tenido que venir una misión de la CIDH y emitir un Informe que tiene de cal y de arena, pero ayer el Representante Permanente ante la OEA, Gustavo Adrianzén en el Colegio de Abogados de Lima hizo una esclarecedora presentación en coincidencia con los doctores Ángel Delgado Silva y Humberto Abanto.
El gobierno ha designado una Comisión de Constitucionalistas de prestigio, lo que es un primer paso importante para sustentar legitimidad del Ejecutivo. Todavía está pendiente la formación de una Misión Especial que viaje a los países vecinos y revierta las falsedades de López Obrador y Gustavo Petro y otros ideologizados que sostiene la peregrina tesis de respaldo al golpista.
Una de las cosas importantes que se ha revertido en parte es la política económica, de una gestión estatista y no confiable, no se ha pasado al mejor de los mundos pero por lo menos se ha estabilizado en algo la incierta situación del gobernó de Castillo. Ayudan los precios internacionales de los minerales, pero no se ha logrado motivar a la inversión privada ni el crecimiento económico que estará por debajo de 3%.
Tampoco se avanza en el destrabe de grandes proyectos de inversión. Merece mención especial la reacción ciudadana e institucional del país y el rol que las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional han jugado democráticamente en esta oportunidad.
En resumen, tenemos un gobierno mediocre, pero que comparado con el anterior, podemos decir de qué buena nos hemos salvado. Para mejorar hay que hacer política de calidad y eso me parece que todavía está en déficit.
(*) Expresidente del Consejo de Ministros
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