Yaku: Otra piedra en el camino
Por: Martín Valdivia Rodríguez

Hasta hace unos años, no muchos, el Perú gozaba de una economía vigorosa que era la envidia de los demás países de Sudamérica. Esa fortaleza, aunque con un considerable declive, más por agentes externos y los efectos de la pandemia, continuó incluso durante el gobierno de Pedro Castillo.
Aunque, hay que reconocerlo, la ineficiencia y los indicios de corrupción en la administración del profesor tuvieron consecuencias negativas en nuestra economía. En líneas generales, no obstante, no estábamos mal y las perspectivas, en términos objetivos y reales, daban para el optimismo. Sin embargo, nuestra economía se estancó cuando empezaron las protestas violentas. Y ahora llega el ciclón Yaku, que definitivamente golpeará las arcas del Estado y nuestros bolsillos.
Los primeros seis meses de Castillo en materia económica no fueron malos. En 2021 la economía del Perú creció un 13.5%, lo que contrastó con la fuerte contracción del 11.1% registrada en 2020. Este incremento se debió a un marcado aumento en la producción nacional impulsado por el reinicio de las actividades
Productivas y la aceleración de la demanda.
En los primeros meses del 2022, antes qué por la crisis política, la economía peruana fue golpeada por la inflación mundial causada por la pandemia y el conflicto entre Rusia y Ucrania, que la condujo a una desaceleración que hasta ahora sigue.
En enero de ese año Castillo ya tenía seis meses en el gobierno. Entonces, las proyecciones no eran optimistas y auguraban una desaceleración de la economía. Ese mes apenas arañamos el 2.7%. No obstante, las cosas no iban tan mal. Incluso en febrero de ese año, Castillo publicó en Twitter un reporte de Bloomberg que indicaba que Perú lideraba las economías más estables de Latinoamérica, dejando a Chile y Colombia en segundo y tercer puesto.
Lamentablemente, el gobierno de Castillo fue de tumbo en tumbo en cuestión económica y el incremento del sueldo mínimo de S/930 a S/1,025 que dispuso en abril no amenguó la situación.
El cierre del 2022 fue uno de los periodos más turbulentos para la economía peruana, debido a que el país entró en una profunda crisis política al ser Castillo vacado por el Congreso ante un intento de golpe de Estado. En enero del 2023, ya en el gobierno de Dina Boluarte, el crecimiento fue de apenas 1.4% por inestabilidad social, con las violentas marchas de protesta que, según muchos microempresarios, son más perjudiciales que el COVID.
Y ahora el ciclón será otra piedra en el camino. Cuando pase la tormenta, ahora tendremos que empujar el carro para adelante. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.