Según el informe presentado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el presidente chavista, Nicolás Maduro, y otros agentes “fueron los artífices en el diseño, implementación y mantenimiento de una maquinaria para reprimir a la disidencia”.
Esto se traduce en “graves delitos y violaciones de los derechos humanos, incluidos actos de tortura y violencia sexual”, señala el informe.
