Opinión

El miserable ataque contra el Almirante Giampietri

Por: Hugo Guerra Arteaga

Guillermo Bermejo, del grupo radical Perú Democrático, ha osado calificar al vicealmirante Luis Giampietri de “infeliz”, como parte de la estrategia comunista de acentuar su campaña contra los valores institucionales de la República para imponer una ilegítima e ilegal Asamblea Constituyente.

Pero resulta que el verdadero infeliz, por antipatria y subversivo es el propio Bermejo (a) Che. Por supuesta “falta de pruebas” no ha sido judicialmente sentenciado como terrorista, pero basta con escuchar su discurso de odio para hacer un perfil de esta basura política.

La Dircote ha efectuado investigaciones que lo sindican como vinculado al MRTA y al narcoterrorismo del VRAEM, además de haber sido preparado militarmente por las FARC – EP. Investigaciones fiscales y declaraciones de testigos protegidos, han establecido que “Bermejo Rojas se ha desplazado en varias oportunidades de manera consciente y voluntaria a campamentos terroristas, en el VRAEM, para reunirse clandestinamente con Víctor Quispe Palomino, camarada José, Martín o Iván; con Jorge Quispe Palomino, camarada Raúl; y con otros miembros del grupo senderista. (…) asistía a dichas reuniones con el fin de recibir adoctrinamiento ideológico, político y en el uso de armas de fuego. Incluso, sostendría vínculos con organizaciones terroristas extranjeras para hacer conocer su denominada lucha armada”. (cfr. Nota del Ministerio Público 15/05/2021).

Entre tanto, el vicealmirante Luis Giampietri Rojas, ex vicepresidente de la República, es un jefe naval absolutamente honorable y héroe nacional porque fue el artífice de Inteligencia que, desde su cautiverio, facilitó la operación Chavín de Huantar, la liberación de 72 rehenes y el develamiento mortal de los malditos emerretistas que tomaron por asalto la residencia del embajador japonés hace 25 años. Este héroe, al que la nación debe homenaje permanente, acaba de volver a denunciar a Bermejo como responsable por un atentado ocurrido el año 2008, cuando se intentó lanzar un bidón de gas cargado con explosivos contra la parte trasera palacio de Gobierno. Sobre el caso existe un informe de inteligencia de 362 páginas (atestado N° 001-2008-DIRCOTE PNP-DIVITI) y según se ha publicado, tras la denuncia de entonces Bermejo se fugó a la Venezuela chavista. Extrañamente, nunca se llegó a una sentencia, aunque sí hubo de desbaratarse otro atentado contra la residencia de Giampietri en La Punta. ¿Por qué el odio contra el vicealmirante, quien ya está en el otoño de su vida, aunque con lucidez e hidalguía impecables?

Bermejo y todos los comunistas ven en Giampietri al símbolo triunfante de su enemigo. Siendo joven oficial, pionero de las FOES, en 1986 le correspondió intervenir por orden presidencial en el develamiento del motín terrorista en El Frontón; por eso fue perseguido judicialmente junto con admirable personal naval durante más de 30 años. Luego, como queda mencionado, fue clave para que los comandos recuperaran la residencia japonesa y con la muerte de 15 terroristas terminara de desarticuarse el MRTA (véase el libro “Rehén por siempre”).

Además, Luis Giampietri Rojas, también ex congresista, es el intelectual de referencia que se enfrenta al terrorismo, al comunismo y a la revolución cultural gramsciana. El inspira la lucha contra quienes siguen amenazando a la patria desde el VRAEM y desde la banda que se pasea libremente bajo el nombre de ML – 19. Bermejo, en cambio, representa el oprobio subversivo y la basura política a la cual debemos derrotar en todos los campos bajo el principio de ¡Ni perdón ni olvido, terrorismo nunca más! Recordemos, el único terrorista bueno (para nada) es el muerto.

(*) Analista político

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