
La salud pública en nuestro país – salvo contadas y honrosas excepciones –es una porquería. El Ministerio de Salud, las Direcciones de Salud de los Gobiernos Regionales, EsSalud, los hospitales de las Fuerzas Armadas y Policiales, todos tienen vela en este entierro.
Repulsión, crueldad e injusticia. Este es el sentir de millones de compatriotas pobres frente al pésimo trato de médicos y enfermeras del sistema de salud pública en nuestro país. Y ¡qué decir de las colas de amanecida que hacen los pacientes en los hospitales públicos… para ver si son atendidos!
Bueno pues, sin saber nada de salud pública – al menos, en mi caso – más sí de dignidad humana, en el Gobierno Regional de Ica, en el período 2015/ 2018, sí logramos mejorar la salud pública. Desde que asumimos el gobierno en enero del 2015, recurrimos a la Autoridad Nacional del Servicio Civil (SERVIR) para convocar a los Gerentes Públicos más calificados del país, para ocupar los cargos de mayor jerarquía de la Dirección Regional de Salud (DIRESA) de Ica.
Aparte de los cambios en los cargos de la alta dirección de la DIRESA, la ciudadanía fue testigo de la objetividad y profesionalismo con que llevamos a cabo todos los concursos de méritos para la contratación de profesionales de la salud.
Fueron precisamente esos funcionarios rigurosamente preparados y calificados por el programa SERVIR, y los profesionales que ganaron en buena lid sus puestos en nuestros hospitales y centros de salud, los que ejecutaron los cambios que permitieron la mejor atención y la reducción significativa de los tiempos de espera de nuestros pacientes.
En Ica, en el período 2015 – 2018 cuadruplicamos las atenciones de consultas externas, eliminamos las colas, y mejoramos sustancialmente las atenciones hospitalarias… sin aumentar el presupuesto.
La ciudadanía jugó un rol protagónico en la mejora de la salud pública. La participación de los pacientes y / o sus familiares en la evaluación inmediata de los servicios de salud, dio frutos valiosos. Cada servicio era evaluado de manera personalizada, es decir; con el nombre y apellido del médico o enfermera tratante.
La evaluación especificaba la calidad de la atención según: (1) Trato cordial o maltrato, (2) Tiempo adecuado o demora injustificada, (3) Requisitos adecuados o pedido injustificado de documentación irrelevante, y – muy importante – (4) Pago justo o cobros indebidos… léase coimas.
Conclusión: Sí se puede mejorar los servicios de salud pública en todo el país. En Ica – en el período 2015 / 2018 – lo hicimos. Todo es cuestión de despolitizar y profesionalizar la gestión de la salud pública a nivel nacional, y – por supuesto – eliminar la corrupción en el sector.
(*) Exgobernador regional de Ica
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