Progreso vs envidia

Por: Gustavo Martínez V.

Decirlo públicamente no es popular, por el contrario, pero en mi opinión y a riesgo de parecer ridículo, considero que la raíz de la desigualdad es un problema de los envidiosos.

Para mí, y coincido con el abogado y director de la Fundación para el Progreso, Axel Kaiser, hay muchos grupos políticos que han construido teorías y toda una serie de historias para racionalizar y justificar la envidia en la sociedad y de esa forma lo han extrapolado a los países.

Entiendo que el progreso de los seres humanos y de los países en general se da gracias al trabajo, la competencia y el libre mercado, ya lo había dicho en un libro cortito F. Engels, llamado “El papel del trabajo en la transformación del mono en hombre”, donde deja en claro que el trabajo es el que nos hace desarrollar, hasta convertir el cerebro del mono en cerebro humano.

Siguiendo esta teoría, es en resumen tú esfuerzo, el que te lleva al progreso, entonces la llamada justicia social es una forma encubierta de defender el resentimiento social, pues su base es quitarle a los que más tienen, ante la incapacidad de muchos por salir adelante solos.

En el Perú, las 17 familias más ricas tienen un patrimonio de US$ 22 mil 640 millones, o S/ 83 mil millones 763, y es por ello, que muchos aseguran que estos grupos económicos concentren la riqueza, pero si se compara con el presupuesto para este año que es de S/ 214 mil 790 millones no llega ni al 50%, entonces ¿quién concentra más riqueza el privado o el público?

Insisto que tener fortuna, bien hecha claro, no es un problema. En ese sentido, sostengo que el progreso responde justamente a la reducción de la envidia de las sociedades, la cual debe dejar de lado cualquier tipo de intervención estatal.

Es claro que la envidia no es la causa de todos los males, pero la desigualdad económica y social es usada por muchos grupos para manipular a diversos segmentos sociales y buscar implementar políticas estatistas bajo el argumento, él o ellos no lo merecen por eso se les debe quitar para repartir.

Sin embargo, para poder superar esto solo debemos mejorar las condiciones materiales mínimas de los más pobres, darles oportunidades, infraestructura básica, seguridad y todo esto solo se logra con inversión.

Dicho lo anterior, no estaría mal empezar a ver un poquito más allá de nuestros intereses políticos, y dejemos de lado ese fantasma de pensar que a quien tiene éxito se le debe castigar y, por el contrario, como sucede en otros países, a los que logran el éxito se les debe reconocer, admirar y seguir su ejemplo.

(*) Periodista y sociólogo

* La Dirección periodística no se responsabiliza por los artículos firmados

Artículos relacionados

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Botón volver arriba