Virtualidad y falta de credibilidad
Por: Martín Valdivia Rodríguez

La realidad virtual, la observación no presencial y a distancia, a través de la tecnología, está resultando clave para el desarrollo cultural y demostrando con creces su valía —durante la emergencia sanitaria por la pandemia, por ejemplo— como herramienta clave para el desarrollo las actividades laborales, educativas y de entretenimiento. Sin embargo, a veces es mal entendida y peor aplicada, lo que está causando serios problemas especialmente en lo que concierne a la información, que en el plano virtual puede ser fácilmente manipulada y tergiversada con tanta perfección que muchas mentiras están pasando como verdades.
El caso más reciente es el del bebé de 11 meses que murió acuchillado, supuestamente por uno de los dos delincuentes que, a bordo de una moto, asaltaron a sus padres que paseaban sobre una calle solitaria y peligrosa de Iquitos, a altas horas de la noche. Una vez más, las redes sociales fueron el motor que impulsó la indignación a nivel nacional. Los mensajes de condolencia y solidaridad para con los padres dieron lugar a una campaña por la captura del asesino y fue tan viral el asunto en las redes sociales, que hasta el Ministerio del Interior ofreció S/150,000 por información que permita la captura del homicida. Sin embargo, los padres de la víctima no se mostraron tan condolidos durante el sepelio y al ser interrogados por la policía dieron versiones distintas, cayendo en contradicciones. Todo indica que el bebé no fue asesinado por un delincuente y ahora la madre acusa al padre de haber matado a su propio hijo para no pasar la manutención.
Otra mentira que fue pasada como verdad y se hizo viral en las redes sociales es la de Gabriela Sevilla, quien fingió durante nueve meses estar embarazada y el día que supuestamente iba a dar a luz simuló el secuestro de su bebito. El caso indignó a todo el país y muchos se hicieron a la búsqueda del bebito recién nacido que, según la mujer, le habían robado luego de dar a luz. Resulta que las recetas que tenía Gabriela Sevilla en su casa eran falsas, su barriguita era de gordura y el día del supuesto parto ningún médico la atendió. Por un desorden psicológico, ella había hecho creer que estaba embarazada con la finalidad de retener a su pareja.
Parafraseando a su modo a Marx, para advertir los riesgos de la tecnología, Sabato decía en “La resistencia” que “la televisión es el opio del pueblo”. Los tiempos han cambiado y ahora tenemos al internet, las redes, las aplicaciones, etc., que a veces tienen un efecto narcótico capaz de transformar la mentira en verdad. Ese es el gran problema del mundo virtual, la falta de credibilidad. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.