Vargas Llosa, “el inmortal”

Por: Martín Valdivia Rodríguez

Pese a la sobriedad de su personalidad y su apego a la discreción, en la vida de Mario Vargas Llosa sobresalen varias aristas. No solo sus obras han sido noticia de primera plana, sino también los caprichosos episodios de su participación en la política y sus consabidas andanzas sentimentales, propias de novela rosa y carnecita de la prensa del corazón. Sin embargo, esos avatares no le hacen sombra ni de asomo a su vida intelectual, a su producción literaria, a ese sitial que ha alcanzado en el olimpo universal de las letras.

Vargas Llosa acaba de ingresar a la Academia Francesa, aquel privilegio que tuvieron Voltaire, Montesquieu, Víctor Hugo y Alejandro Dumas. El escritor peruano se ha convertido en “inmortal”. No es una etiqueta antojadiza de un admirador de su obra, pues los académicos encargados del cuidado del idioma francés son conocidos, precisamente, como “Les immorteles”. Este reconocimiento viene de la frase «À l’immortalité”, escrita en el sello que le entregó a la Academia Francesa su fundador, el célebre cardenal Richelieu.

De modo que Vargas Llosa ahora es miembro de tres academias de la legua. A la peruana ingresó en 1977, cuando había publicado cuatro de sus grandes novelas: “La ciudad y los perros” (1963), “La casa verde” (1967), “Conversación en la catedral” (1969) y “La tía Julia y el escribidor” (1977). Desde 1994 también pertenece a la Academia Española, cuya misión es “fijar, limpiar y dar esplendor” al idioma.

Son cinco los escritores latinoamericanos que han ganado el Premio Nobel de Literatura hasta la fecha: Gabriela Mistral (Chile), en 1945; Miguel Ángel Asturias (Guatemala), en 1967; Pablo Neruda (Chile), en 1971; Gabriel García Márquez (Colombia), en 1982, Octavio Paz (México), en 1990, y Mario Vargas Llosa (Perú), en el 2010. Vargas Llosa es el único vivo, el más mediático y el más internacional.

Al margen de su posición política y sus intríngulis amorosas, Vargas Llosa es un hombre cuya relevancia en las letras y el campo intelectual debe ser más reconocida en el Perú. Sus libros son oro puro. La lectura de “La guerra del fin del mundo”, “El pez en el agua” y “Cinco esquinas” nos puede dar luces, por ejemplo, de la crisis política y la convulsión social actuales. Sus obras más recientes también son de alto calibre. “El héroe discreto” nos explica temas también actuales, como la extorsión y el sicariato. Y “La civilización del espectáculo” denuncia y critica la farandulización cultural, ese mal que deviene en la magalización no solo de la televisión, sino de la prensa en general. Y que es el embrión del engendro de las fake news. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.

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