Opinión

Sexto presidente en el Instituto Peruano del Deporte en 13 meses

Por: Tito Ponte Silvera

El deporte peruano continúa sin rumbo. La renuncia de Juan Carlos Huerta Chávarry al IPD, que responde a una decisión netamente política, lo que ocasiona es un nuevo retroceso. Con Guido Flores Marchán como nuevo jefe del Instituto Peruano del Deporte vendrán nuevas ideas, nuevos funcionarios para puestos de confianza, quienes tendrán que comenzar desde cero el reto de afrontar el saneamiento e impulso del deporte nacional, además de proyectar a los atletas de cara a los Juegos Panamericanos Santiago 2023 y a los Juegos Olímpicos París 2024, en un plazo muy corto.

Con la asunción al cargo de Flores Marchán ya son seis los presidentes del IPD en 13 meses cifra irrisoria y que solo demuestra que el deporte peruano no es tomado con seriedad, sobre todo cuando se eligen a los funcionarios para ocupar el puesto. Desde Gustavo San Martín, Julio Rivera, Rubén Trujillo, Máximo Pérez y Juan Carlos Huerta, ninguno pudo devolverle la esperanza al deporte peruano. En todos los casos, salvó el último en mención, hubo actos irregulares que fueron en contra de los verdaderos objetivos que posee la institución.

El nuevo encargado de la entidad que rige los destinos del deporte en el país no tiene mucho tiempo para elaborar un plan de trabajo que beneficie a los atletas clasificados a Santiago 2023 y a París 2024. Sobre todo porque en un periodo muy corto deberán buscar darle mayores alternativas a aquellos deportistas que aún tienen posibilidades de conseguir las marcas para acudir a los Juegos Olímpicos. La subvención que otorga el estado no es mínima, todo lo contrario es una cantidad que va creciendo con el tiempo, pero que debe ser administrada de manera adecuada en pro del deporte en general, una misión y deber que tiene la nueva gestión. Además de seleccionar a los profesionales idóneos para que ocupen los cargos estratégicos dentro del IPD.

Sabemos que Guido Flores Marchán posee un doctorado en Ciencias de la Educación, se desempeña como docente en la Universidad Nacional Enrique Guzmán y Valle y tiene una amplia experiencia en Investigación sobre educación física, pero no queda claro si en su currículum cuenta con la selección experiencia mínima de cuatro años en labores vinculadas a la gestión, dirigencia o actividad en el ámbito deportivo. Un punto que deberá revisar bien el ministerio de educación y sus partes para no cometer nuevamente el error que hubo con Julio “el Coyote” Rivera a inicios del año 2022.

Como siempre decimos: el éxito deportivo siempre será el éxito de una nación. Si la política y la mafia juegan en contra, los riesgos de fracasar serán una constante irremediable en el deporte peruano.

* La Dirección periodística no se responsabiliza por los artículos firmados

Artículos relacionados

Agregue un comentario

Su dirección de correo no se hará público. Los campos requeridos están marcados *

Ver también
Close
Back to top button