
Por: Hilmer Gasco
El desprestigio de la clase política ha contribuido al resentimiento y frustración en gran porcentaje del electorado, lo que, sumado a su poca cultura política, aumenta el riesgo de que las próximas elecciones las pueda ganar alguien “más peligroso” que Pedro Castillo, opinó Luis Benavente, director ejecutivo de Vox Populi.
“Estamos en un país prácticamente sin cultura política. La gente mayoritariamente no tiene interés, no le interesa la política, pero en los jóvenes esto es mucho más fuerte. Eso, combinado con un rechazo extremo a la política y mucha frustración y resentimiento, puede hacer que cualquier candidato aún más peligroso que Pedro Castillo pueda seducir y conquistar el voto juvenil, lo cual será terrible para el país”, dijo a La Noticia.
Respecto a las próximas elecciones con 43 partidos inscritos, opinó que se espera un panorama con mucha fragmentación con 20 o 25 candidatos a la presidencia. “La mayor parte de los partidos no tienen solidez, no tienen propuestas políticas sólidas, no tienen cuadros de prestigio reconocidos. Son partidos muy débiles, y la mayor parte de ellos no va a tener una representatividad importante para la gobernabilidad”, añadió.
Respecto a la utilización de partidos como “vientres de alquiler”, dijo que el término es recíproco, ya que el candidato alquila el partido para postular, pero el partido también alquila al candidato para hacerse conocido.
“¿Qué se diría de los partidos donde estuvo Carlos Añaños, Carlos Álvarez o Hernando de Soto? Sin estas tres figuras, sería un poco más que nada. Creo que el ‘vientre de alquiler’ es de ida y vuelta”, aseveró. Sostuvo que la campaña estará caracterizada por la polarización, y eso abriría mayores posibilidades de éxito al comunicador Phillips Butters y al cómico Carlos Álvarez.
Economías ilegales detrás de campañas
Luis Benavente advirtió que las economías ilegales como el narcotráfico, la minería y la tala ilegal, que tienen una presencia muy fuerte en las regiones, van a tener mucho interés en financiar candidaturas para el Congreso, y después a gobernadores regionales, así como de los alcaldes provinciales y distritales.
Consideró que algunas de las leyes aprobadas por el Congreso son confirmación de la influencia de estas actividades en la política.