“Lo bueno lo malo y lo feo de Castillo en la ONU”
El excanciller Luis Gonzales Posada hizo un análisis de la presentación del presidente ante la Asamblea de las Naciones Unidas

Luis Gonzales Posada lamentó que Pedro Castillo no haya mencionado en su discurso nada sobre Venezuela, Cuba y Nicaragua, a cuyos gobiernos calificó de dictaduras.
POR: ENRIQUE RODRÍGUEZ
El excanciller Luis Gonzales Posada realizó un balance de la presentación del presidente Pedro Castillo en el seno de las Naciones Unidas. El también expresidente del Congreso lamentó la intervención del jefe de Estado en temas puntuales como el de las islas Malvinas, el reconocimiento de la República de Saharaui y la firma del Acuerdo de Escazú.
¿Qué evaluación puede hacer de la participación del presidente Castillo en la ONU?
En la década de los 70 fue muy famosa la película “Lo bueno, lo malo, y lo feo”. Bajo ese título podría referirme a su participación. Lo bueno fue, sin duda, rechazar la invasión rusa a Ucrania, deplorable acto genocida que incluye infames amenazas de Putin de lanzar bombas atómicas si la comunidad internacional impide que se apodere de ese país. En ese contexto, hubiera sido importante anunciar que convocará a Lima a nuestros agregados militares en Moscú, como señal de protesta por lo que sucede en Ucrania. Pero lo dicho es un avance que debemos reconocer.
¿Y lo malo?
Apoyar a la Argentina en su demanda sobre las islas Malvinas. Fue un acto de intromisión para hacer un guiño político a la señora Kirchner y al gobierno peronista. Desde que se crearon las Naciones Unidas, este tema está en agenda y en 1965 la Asamblea General exhortó a Gran Bretaña y Argentina a negociar una solución pacífica a esa controversia. ¿Para qué entrometerse? Al hacerlo, provocamos malestar en el Reino Unido, que no olvida que facilitamos a las fuerzas armadas argentinas 10 aviones de guerra Mirage y misiles Exocet que fueron utilizados en el conflicto con los ingleses. Esa decisión se adoptó en 1982 y la respuesta reprobable y desleal la tuvimos en 1995, cuando el gobierno argentino vendió a Ecuador 75 toneladas de armas para usarlas contra el Perú en el conflicto del Cenepa. Lo hicieron a pesar de que eran garante del Protocolo de Río de Janeiro. Ese hecho fue y es inolvidable. Por ello, lo prudente hubiera sido no intervenir.
¿Lo mismo piensa del reconocimiento de la República Saharaui?
Claro. Es parte central de la agenda del foro de Sao Paulo y de gobiernos izquierdistas. La República Saharaui no existe, no está reconocida por Naciones Unidas, por 23 de los 24 países árabes, por los miembros permanentes del Consejo de Seguridad, por potencias asiáticas como Japón y Corea del Sur y por ninguno de los 32 estados europeos. ¿Son todos, acaso, gobiernos de naciones colonialistas? Sin embargo, es el tema principal de la política exterior de Castillo, lo que dice mucho de sus limitaciones y compromisos.
¿Y el Tratado de Escazú?
Es parte de la agenda caviar. Ese acuerdo fue rechazado dos veces por el Congreso porque pretende empoderar a las ONG para que tengan injerencia en asuntos de competencia interna, especialmente en el ámbito de las concesiones mineras. Nosotros contamos con instrumentos medioambientales más poderosos. Tenemos un Ministerio del Ambiente, un Viceministerio de Gestión Ambiental, una Ley Marco del Ambiente y otras 30 normas legales. Además de fiscales y jueces que administran justicia. Ahora los patrocinadores de ese Tratado sostienen que es indispensable para proteger el medio ambiente en la amazonia y a los defensores de los derechos humanos, áreas que cubre nuestra legislación interna. Demagogia pura.
¿Y lo feo?
Hay varios feos, ¿no? A diferencia de los mandatarios del Ecuador, Chile o Brasil, Castillo calló sobre las dictaduras latinoamericanas. Cuando exponía, circulaba en el recinto un informe de Naciones Unidas acusando al gobierno venezolano de crímenes de lesa humanidad. Sobre Nicaragua tampoco dijo una palabra, a pesar de que Ortega asalta iglesias, detiene sacerdotes y clausura medios de prensa, y tampoco hizo referencia a Cuba, cuyo gobierno ha castigado con penas de 20 años de prisión a quienes protestaron pacíficamente demandando libertad y mejores condiciones de vida. Fue, en suma, un silencio cómplice con el bloque chavista.
“PREOCUPA QUIÉN LE HIZO EL DISCURSO QUE LEYÓ EN LA ONU”
Luis Gonzales Posada manifestó su preocupación por el discurso que leyó Castillo en la ONU y también se refirió al permiso que le concedió el Congreso para viajar a Nueva York. “Más que su viaje, preocupa quién hizo el discurso. Imagino que fue el embajador Rodríguez Cuadros. Son sus ideas y Castillo solo lee. El problema es cuando improvisa”, indicó.
“Ya hemos visto que creía que California y Los Ángeles eran países o cuando habló de un referéndum para dar salida marítima a Bolivia. Ahí está el peligro. También tiene la tendencia a victimizarse o insinuar golpes de Estado o que no lo dejan gobernar. En todo caso corresponde al Congreso si concede o no permiso”, sostuvo.