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LEO DAN: Sus principales canciones y cómo se inspiró para componerlas

El recientemente fallecido ídolo argentino, además de brillante intérprete, fue un genial compositor

Desde los años 60, la inconfundible voz y letras románticas de Leo Dan han enamorado a millones. Su trayectoria tiene largas temporadas en Argentina, su país natal, Perú, España y México, entre otros países. En el 2018, gracias a la película “Roma”, de Alfonso Cuarón, su éxito “Te he prometido” fue desempolvado y volvió a cautivar a jóvenes, adultos y, sorprendentemente, a una leyenda de Hollywood: Harrison Ford, quien dijo “quiero el disco de ese señor”. Así de grande fue Leo Dan.

El genial artista, cuyo nombre real es Leopoldo Dante Tévez, falleció el 1 de enero de 2025, a los 82 años, justo cuando, según informó la página web de Ticketmaster, estaba preparándose para presentarse el 14 y 16 de febrero en Arizona y Las Vegas, en el inicio de su última gira. El destino apagó la vida de un gran cantante argentino, como lo fueron Luis Gardel, Leonardo Fabio, Mercedes Sosa, Horacio Guarany, Sandro y Luis Alberto Spinetta. Con un estilo romántico y su acento provinciano, pues había nacido en Estación Atamisqui, en la provincia de Santiago del Estero, Leo Dan no solo encandilaba con su voz, sino también con las letras de sus canciones, llenas de poesía y figuras literarias como la metáfora o la analogía, que pasaron por varios géneros musicales, como la nueva ola, el folclor, la balada, la cumbia, el pop rock, el vallenato y las rancheras.

“Celia” (1963)

Fue el primer gran éxito de Leo Dan y formó parte de su álbum debut, “Leo Dan”. La inspiración vino de un romance juvenil a distancia con una joven llamada Celia, con quien intercambiaba cartas. Cuando Leo Dan la visitó, ella decidió poner fin al romance. Curiosamente, tras el éxito de la canción, Celia intentó reanudar la relación con el cantante.

“Fanny” (1963)

Es una crítica social. La letra narra la historia de una joven llamada Fanny, quien simboliza a todas las mujeres de esa época que se veían presionadas por cumplir con los roles establecidos por la sociedad.

“Como te extraño mi amor” (1964)

Del álbum homónimo. La inspiración surgió durante la filmación de la película “¡Cómo te extraño…!” en la provincia de Córdoba. Durante ese período, Leo Dan conoció a una periodista brasileña llamada Soraya, quien buscaba entrevistarlo sobre su éxito anterior, “Celia”. La entrevista no se pudo concretar y el cantante decidió componerle un tema.

“Por un caminito” (1968)

Parte del álbum “Quiero que me beses, amor mío”. Leo Dan la compuso inspirándose en el folclor de su tierra natal. Esta canción refleja su profundo amor por sus raíces argentinas.

“Te he prometido” (1969)

Esta balada, uno de los temas más emblemáticos de la nueva ola, fue incluida en su álbum homónimo. A los 16 años, Leo Dan estaba enamorado de una chica, quien lo invitó a una fiesta. Al llegar, ella le present

a su novio, dejándolo desconcertado y herido. La promesa de olvidarla se convirtió en canción.

“Mary es mi amor” (1970)

Del álbum “Con los brazos cruzados”. La inspiración surgió tras una discusión con su esposa, Marietta Tévez. Leo Dan, entristecido, tomó su guitarra y se dirigió a un parque, donde compuso la canción, cuya letra refleja la importancia de Marietta en su vida. Él la consideró el amor de su vida.

“Toquen mariachis, canten” (1972)

Parte del álbum “Quién no tiene una ilusión”, fue compuesta en un contexto donde muchos países de Latinoamérica vivían bajo regímenes autoritarios o en medio de conflictos sociales. La canción es un llamado a la unión y a la celebración de la identidad en tiempos convulsos y difíciles.

“Siempre estoy pensando en ella” (1973)

Del álbum homónimo “Siempre estoy pensando en ella”. Refleja la tristeza y el deseo que surgen después de un amor no correspondido o perdido. La letra muestra lo difícil que es olvidar a a un ser amado y la constante esperanza de su regreso.

“Esa pared” (1975)

Fue lanzada como parte de su álbum “Leo Dan 1975”. La inspiración surgió de una anécdota personal del cantante. Un amigo cercano que era un ferviente admirador suyo, lo invitó a su casa. Durante la visita, mientras preparaban un asado, Leo Dan observó una pared que separaba la propiedad de su amigo de la de una vecina. Según contó su amigo, en posteriores visitas, él solía tirar una piedrecita a la vecina, y si ella se la devolvía, él se trepaba por la pared para poder pasar y aprovechar que el esposo de ella no estaba en casa.

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