Opinión

La tiranía de la ignorancia

Por: Carlos Repetto Castro

“Qué difícil es progresar cuando las personas no tienen la capacidad de razonar ni siquiera cuando su futuro depende de ello”

La ignorancia es el tirano más vil que somete al ser humano en la desesperación y miedo, le impide avanzar y desarrollarse como persona y lo ciega a aceptar realidades, siempre desafiando verdades universales y principios que ya han sido probados y comprobados en otros países más desarrollados. Es como tratar de desconocer que la rueda tiene que ser redonda o que la madera se quema.

La ignorancia permite que los regímenes autoritarios y totalitarios se instalen en un país y controlen a sus poblaciones a través de promesas populistas pero irrealizables. Sólo son cantos de sirena para atraer al elector a votar por lo que ellos quieren escuchar. Son promesas tan dulces y atrayentes que hasta el ciudadano más curtido e incrédulo las termina creyendo. Sabemos muy bien que el electorado no decide su voto de forma lógica sino de forma emocional.

Sabemos también que hay una gran población que ha sido olvidada y que no han disfrutado del gran desarrollo que ha tenido nuestro país en los últimos 20 años. Para ellos el concepto de ser como Venezuela y no tener nada, es prácticamente lo que viven ahora ya que no tienen nada o tienen muy poco. Es comprensible que estén en contra de este sistema que en pleno siglo 21 no les ha proporcionado siquiera agua y desagüe. Ellos merecen también ser partícipes del desarrollo, pero no merecen ser embaucados con mentiras populistas.

Muchas de estas personas lastimosamente no han tenido la oportunidad ni la ayuda de los gobiernos pasados para acceder a una educación de calidad y sufren de este mal tan agobiante que se llama ignorancia. Son presa fácil y cuando alguien llega y le promete solucionar sus problemas de inmediato, lógicamente, le creen, sin darse cuenta que al hacerlo se están sumiendo más en esa oscuridad, en esa ignorancia, y en ese subdesarrollo del cual tanto quieren salir. Al ejercer ese poder democrático con su voto, podrían condenar a todo un país a un retroceso, o un subdesarrollo que sus hijos tendrían que padecer.

Por eso la solución es la erradicación de la ignorancia, Y eso puede ser una tarea personal, es más, se puede comenzar con simplemente preguntarse, si yo hago todo el trabajo e invierto mi capital, estaría dispuesto a darle al estado 70% de mis ganancias? Nunca es tarde para comenzar a razonar.

(*) Ingeniero Industrial Northeastern University, Boston MA USA CIP 222992

Magister en Administración y Finanzas, University of New Hampshire, Durham, NH USA

(*) La empresa no se responsabiliza por los artículos firmados.

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