Opinión

La Policía duerme con el enemigo

De ninguna manera se podrá realizar una eficiente y exitosa lucha contra el crimen organizado, las extorsiones, el sicariato y la delincuencia en general, si la Policía sigue durmiendo con el enemigo. No estamos exagerando o especulando, pues es un hecho real. Personal del Ministerio Público y la División de Investigación Criminal detuvo a 14 policías, entre ellos un comandante, por presuntamente integrar la organización criminal “Los Arteros del Sur”, que se dedica a montar operativos ficticios y vincular a detenidos con pruebas falsas para exigirles dinero a cambio de su libertad.

Ya anteriormente se ha puesto tras las rejas, incluso, a todos los policías de una comisaría, hasta a los jefes, por formar parte de bandas delincuenciales. Las víctimas los denuncian, sus colegas investigan y los detienen, se hace público el caso, el ministro del Interior de Turno y el comandante general de la PNP se golpean el pecho y prometen no solo un duro castigo para los responsables, sino también “limpiar” a la institución de los malos elementos. Siempre mencionan la frasecita “caiga quien caiga”. Sin embargo, pasa el tiempo, todo se olvida y aparecen otros casos de policías delincuentes.

El más reciente tiene como protagonistas a 14 efectivos policiales de las jurisdicciones de Barranco-Chorrillos, San Juan de Miraflores, Villa María del Triunfo y Arequipa. “Los Arteros del Sur” eran completitos, pues también “sembraban” droga a los detenidos y se apoderaban del dinero en efectivo durante las intervenciones policiales.

En Arequipa detuvieron a un suboficial que trabajaba en la División de Investigación Criminal por una investigación que data de hace tres años, cuando laboraba en la comisaría de Villa María del Triunfo, en Lima. ¡Son tres años! Este ejemplo demuestra la condescendencia, displicencia y parsimonia del trabajo de la Policía en ciertos casos, cuando alguno de los suyos está involucrado en un hecho delictivo.

Es bien raro que dentro de una comisaría trabajen uno o más policías que estén implicados en una banda delincuencial y alguno de sus jefes o compañeros no lo sepa. Se supone que ellos, los buenos policías, son los especialistas en detectar, investigar y descubrir las actividades ilícitas de cualquier persona. ¿No se dan cuenta o se hacen de la vista gorda?

Es necesario, indispensable e impostergable que se haga ya una verdadera limpieza en la Policía Nacional. Ya estamos cansados de promesas. El enemigo no puede estar en casa, usando el uniforme para robar, extorsionar y hasta matar. No solo hay que darles de baja, sino meterlos presos. Porque lo digo y escribo siempre lo firmo.

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