
El ataque desmedido de Rusia contra Ucrania no solo ha conmocionado a los ciudadanos del mundo sino también al deporte. El fútbol, en este caso, de mayor alcance geográfico, va sufriendo las consecuencias y, además, ha provocado la reacción de futbolistas ucranianos que juegan en diversas ligas de Europa.
“Solo queremos paz. La guerra no es la respuesta” dijo Andriy Shevchenko, el futbolista ucraniano más importante en la historia de ese país, luego que cayera una lluvia de misiles sobre Ucrania. La leyenda del fútbol de ese país pide ayuda ante un bombardeo que casi todos lo comparan con el de las tropas nazis de la Segunda Guerra Mundial. Y es que el amanecer en Kiev, la capital ucraniana, amaneció entre polvo, tierra y edificaciones derrumbadas a causa de la estampida inclemente infligida por la fuerza militar rusa.
Otro futbolista que se pronunció fue Roman Zozulya, quién juega para el Fuenlabrada de la Liga Española, y fue contundente: “El mundo debe darse cuenta de que Putin es una reencarnación de Hitler. Y sus planes son más ambiciosos que la captura de Ucrania”. Un hecho como este, catastrófico, donde un pueblo es devastado de manera cruel, con la única ambición de demostrar un poder perverso para adueñarse de un espacio, que ya ha ocasionado más de cien muertes lamentables.
La UEFA notificó de manera drástica que la final de la Champions League edición 2022 cambiará su sede de San Petersburgo a París, debido a los acontecimientos ocurridos en Ucrania. El primer cambio abrupto, y que dicta una posición por parte de una de la entidades más grandes del balompié.
Los conflictos y ataques despiadados, a lo largo de la historia, han ocasionado que el deporte sea perjudicado: en 1940 los Juegos Olímpicos de Helsinki fueron suspendidos debido a la nefasta Segunda Guerra Mundial. Esperemos que en esta ocasión los misiles y la tragedia no acabe suspendiendo ningún otro evento de talla internacional. No queremos ni pensar que este absurdo ataque bélico se extienda y termine tumbándose la Copa Mundial de Fútbol Catar 2022, por culpa de una idea maquiavélica fundamentada en misiles y muertes. ¡No a la guerra!
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