Opinión

MEF: Ni magia ni milagros

Por: Antero Flores-Araoz

No guardo amistad con el actual titular del Ministerio de Economía y Finanzas, ni siquiera lo conozco, aunque parece que coincidimos en la buena mesa, pero si debo decir que debe ser muy difícil estar como se dice “en sus zapatos” pues todos le exigen muchísimo más de lo que puede hacer en una gestión tan complicada.

Aunque no soy experto en el tema, se le pide al ministro que aumente la recaudación, que incremente el gasto social, que existan más inversiones gubernamentales, que los inversionistas privados hagan su tarea, que regresen los recursos dinerarios que migraron gracias al inepto y terrorífico gobierno anterior, que exista más empleo, que aumente la remuneración mínima, que bajen los intereses, que se traslade más dinero a regiones y municipios, que se ponga acelerador a las obras para la prevención y paliación del fenómeno del Niño y, un larguísimo etcétera.

Lo cierto es que el ministro del MEF tiene que ser el gestor, pero exigírsele milagros o magia es descabellado más aún cuando la economía tiene componentes inmateriales como son las expectativas. Vamos por partes y cucharadas.

La recaudación fiscal ha bajado y no porque la SUNAT haya reducido la presión hacia los contribuyentes, sino porque el país se ha ido paralizando en las actividades económicas y empresariales. Si hay menos recaudación, evidentemente se podrá gastar menos y no más y, además, la inversión pública se estancará, salvo para lo de El Niño.

Se critica que no haya más empleo formal, pero no lo podrá haber si es que no hay más inversión y ella tampoco habrá si es que no hay confianza en el país y, aquella no existirá mientras el clima institucional público sea una soterrada confrontación entre las entidades estatales. Por otro lado, en lo que es la generación del empleo privado, el mismo tiene por iracundo enemigo a SUNAFIL y tratándose de empleo público, ello debe ser al revés, empero lo siguen creando con disminución de la caja fiscal. La prueba: los crecientes nombramientos que se leen en el diario oficial.

Se le pide al ministro que bajen los combustibles, pero poco se dice que estamos ante externalidades, tratándose de un producto con cotización internacional y, lo que es peor, ante la irresponsabilidad de las autoridades de hidrocarburos que autorizan y alientan a Petroperú que es empresa pública deficitaria, a invertir en exploración de pozos, que es altamente riesgosa, pero nada les importa las pérdidas que al fin de cuentas absorbemos los contribuyentes con nuestros impuestos.

Al pobre ministro se le imputa la subida de precios de los alimentos, como si el fuese el chacarero que siembra los tomates y hortalizas, y como si es que no hubiere cambios climáticos y otras calamidades que están fuera de su control.

La confianza es básica para que el país crezca en inversión, en desarrollo y en bienestar para su población, pero ella no existirá si sigue la desconfianza que genera la crisis política, acreditada con la absurda confrontación entre las instituciones del Estado, así como la crisis social, con protestas de contenido político para que no continúe un gobierno que tiene tres años por delante por mandato constitucional. Sensatez hay que recomendarles a todos.

(*) Expresidente del Consejo de Ministros

* La Dirección periodística no se responsabiliza por los artículos firmados

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