Para bombardear a Irán la madrugada del sábado, las fuerzas de Israel utilizaron 100 aviones, algunos piloteados por mujeres, que volaron más de 2,000 kilómetros y neutralizaron el sistema de radares ruso-iraní en Irán, de Siria y de Irak. En tres oleadas, las aeronaves, incluidos cazas furtivos F-35 “Adir”, atacaron una fábrica de drones, una central eléctrica, arsenales y edificios de la Guardia Republicana de Irán.
Según informes extranjeros, los ataques se centraron en Teherán y Karaj, y las Fuerza de Defensa de Israel (FDI) afirmaron que cada oleada tenía como objetivo sitios militares exclusivamente, manteniéndose alejadas de instalaciones nucleares y petroleras para evitar una escalada más amplia del conflicto. Se mantiene el estado de alerta máxima mientras Israel anticipa posibles represalias, no sólo de Irán. Una operación de este alcance probablemente comenzó con oleadas iniciales atacando sistemas de radar y defensa aérea, despejando el camino para ataques posteriores contra bases militares. Anteriormente, un ataque coordinado en Siria neutralizó amenazas similares, impidiendo que Irán creara conciencia situacional sobre el peligro que acechaba.
