Ese cuco llamado CIDH

Por: Martín Valdivia Rodríguez

Para el Perú, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) se ha convertido en una especie de cuco; una suerte de Santa Inquisición de la era moderna a la que se le debe rendir pleitesía como a una deidad. Pero resulta que, en otros países, pese a ser miembros de la famosa CIDH, cuando se trata de proteger a sus ciudadanos y a la sociedad, los gobiernos toman decisiones sin que les tiemble la mano. Solo pondremos dos casos para el análisis: Chile y El Salvador.

La CIDH es un órgano autónomo de la Organización de Estados Americanos (OEA). Pero resulta que, de los 35 países miembros de la OEA, solo 20 integran la CIDH. Y entre esos 15 países que no son parte de la CIDH se encuentran nada menos que Estados Unidos y Canadá.

En el Perú, autoridades, políticos, periodistas y ONG suelen poner el grito en el cielo cada vez que alguien se atreve a plantear el retiro del Perú de la CIDH, decisión que, por cierto, no nos llevaría a renunciar necesariamente a la OEA, pues, de ser así, EE.UU. estaría fuera de ambos organismos hace rato. Por alguna razón, propia de un análisis sociológico, la Comisión Interamericana es considerada en nuestro país como curia omnipresente y omnipotente que expurga las acciones del gobierno para imponerle los castigos y maldiciones más crueles.

Por ese temor, en el Perú las autoridades tratan con mano blanda a los sanguinarios delincuentes extranjeros, como el que quemó viva a su pareja y el que asesinó al sereno de San Isidro, ambos de Venezuela. Los dos tenían antecedentes, pero se paseaban en el Perú como Pedro en su casa. Uno de ellos, incluso, era caserito de la Policía, pero el Poder Judicial un poco más y le pedía disculpas por habérsele detenido.

En Chile, que pertenece a la CIDH, ante la ola delincuencial que azota al país, están tomando medidas drásticas contra los criminales extranjeros. Cientos de venezolanos, colombianos y haitianos ilegales están varados desde hace una semana en la frontera con Perú al haber sido expulsados del país del sur.

En El Salvador, el presidente Nayib Bukele está adoptando duras medidas con capturas, encierro y aislamiento total, en la lucha, contra la delincuencia, en especial de los “Maras Salvatrucha”. Bukele ya ha recibido el llamado de atención de la CIDH, pero él se defiende con los resultados, pues El Salvador era el país más violento de Latinoamérica y ahora es el más pacífico.

Mientras tanto, en el Perú por miedo a la CIDH se evita tomar acciones para proteger a la población de los asesinos, violadores y terroristas. Falta mano dura por parte del gobierno y las autoridades políticas de nuestro país, en pronunciarse al respecto. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.

Artículos relacionados

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Botón volver arriba