Opinión

Entre la racionalidad y la ambición

Por: Francisco Diez-Canseco Távara

No hay duda de que muchas veces, en cualquier ámbito de la vida, la ambición contradice a la racionalidad. Especialmente, si se trata de la toma de decisiones políticas por parte de megalómanos o de personajes que asumen el manejo de un país sin el talento para medir las situaciones con objetividad más allá de sus propios deseos.

La impresión que va quedando del régimen de la señora Boluarte es precisamente esa: se trata de disfrutar del poder a toda costa hasta el cierre del período presidencial, aun cuando carece de partido político, equipo de trabajo, bancada parlamentaria y plan de gobierno.

Y las decisiones que viene tomando solo contribuyen a agravar estas carencias, como lo demuestra su magro 8% de aprobación.

Sí cuenta con legitimidad constitucional y el apoyo -y se dice que hasta cogobierno- de un hasta ahora incondicional Alberto Otárola y del “hermanísimo” Nicanor Boluarte, empeñado en formar un partido político para, de acuerdo a una vieja tradición, encauzar el respaldo popular a la señora Boluarte, el mismo que hoy no existe.

Para sostener su ambición, Boluarte realizó, al comienzo, algunas jugadas coherentes: se separó de su mentor Vladimir Cerrón -aunque ya sabemos por qué la policía no lo captura-, colocó a su propio abogado como presidente del Consejo de Ministros y, después de haber apoyado entusiastamente a Pedro Castillo, lo abandonó para desplazarse hacia el centro buscando el apoyo de la “derecha” (si así se puede llamar al conglomerado de maquinarias electorales, con dueños incluidos, que hoy ocupan un importante espacio parlamentario en el Perú).

Pero no se trata solo de la capacidad de maniobra para quedarse en Palacio de Gobierno sino de la capacidad -y recalco la palabrade ejercer el cargo con honestidad, eficiencia y visión clara de las propias limitaciones: lo cual obviamente no ocurre con Boluarte que, absorbida por el perfume del poder, pretende quedarse hasta el 2026 a riesgo de terminar de hundir al país y con el beneplácito de quienes se han acomodado con ella bajo la óptica del riesgo de una elección adelantada con la amenaza de un nuevo triunfo de la extrema izquierda.

En la práctica, esa posibilidad se puede acrecentar en lugar de disminuir debido a la irracionalidad y el desgobierno de la señora Boluarte.

(*) Presidente de Perú Acción Presidente del Consejo por la Paz

* La Dirección periodística no se responsabiliza por los artículos firmados

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