En el agro: apoyo, no subsidio

Sin pena ni gloria se celebró el pasado 24 de junio el Día del Campesino, instaurado por el gobierno militar de Juan Velasco Alvarado con motivo de la promulgación, el 24 de junio de 1969, de la ley de Reforma Agraria que, en el marco de dicha dictadura, fragmentó políticamente la tierra agraria promoviendo antitécnicos y empobrecedores minifundios y hundió su producción constituyendo uno de los elocuentes fracasos sociales y económicos de un régimen que también estableció otros fracasados experimentos socialistas como la “propiedad social” y la “comunidad industrial”.
Unos 54 años después el panorama de la agricultura en el Perú refleja aún el inmenso daño que el velasquismo hizo a un ubérrimo país agrario como el nuestro: las 200 mil hectáreas de agricultura moderna de la Costa generan hoy el 75 por ciento de los 10 mil millones de dólares que anualmente exporta este sector, en un escenario en el cual el Perú tiene 11.6 millones de hectáreas de tierras cultivables de las cuales solamente se explota alrededor del 27%.
Con cerca de 2 millones 300 mil productores agrarios en el territorio nacional no existe una política de Estado en agricultura. De ello puedo dar fe, en forma vivencial, en mi calidad de promotor del primer proyecto de quinua orgánica de exportación del Perú que inicié en Puno en 1985, hace la friolera de 38 años.
La sierra del Perú alberga al 60 por ciento de los pequeños productores agrarios del Perú y en particular, el sur al 66% de dichos esforzados campesinos, concentrados especialmente en Puno y Cuzco. Y en todos los casos, como me señalaron recientemente los pequeños agricultores de Ococro (Ayacucho) durante una feria de la quinua,
requieren APOYO, no SUBSIDIO tal como lo han recibido acertadamente los empresarios privados que en nuestra Costa han convertido extensos arenales en ubérrimos centros de producción y exportación de fruta.
La cultura agrícola milenaria de la sierra jamás ha sido debidamente apoyada pese a que produce buena parte de los alimentos en el Perú y se encuentra terriblemente fragmentada: si el promedio nacional del minifundio en el Perú es de 1.4 hectáreas el de la Sierra sur es de solo 1 hectárea.
Se estima que el Niño Global ya iniciado llegará a su pico en octubre de este año, precisamente cuando comienza la siembra grande de la Sierra que depende de las lluvias y que será duramente golpeada por la sequía.
Al 30 de abril, el gobierno de Boluarte solo había ejecutado un 15.8 % del presupuesto de prevención de desastres naturales lo cual es una vergüenza.
Este gobierno debe trabajar intensamente en la creación de cochas e infraestructura de riego en la Sierra frente a la sequía que se avecina y de obras preventivas para el diluvio que se avizora en la Costa. ¿Lo hará a tiempo?
(*) Presidente de Perú Acción
(*) Presidente del Consejo por la Paz