El mensaje que enviamos a través de los colores de la ropa

Por: Melissa Barrenechea (esteticista)

Hay un gesto cotidiano que puede renovarte, mejorar tu autoestima e influir en quienes te rodean. Se trata del poder que tienen la ropa y los colores que eliges en tu estado de ánimo. Aunque existen sendos estudios al respecto, uno de los más interesantes es el de Hajo Adam y Adam Galinsky de la Universidad de Northwestern, quienes acuñaron el término enclothed cognition (cognición atávica) para hacer referencia al hecho de que la ropa que llevas afecta tu rendimiento cognitivo, provocando cambios en tu manera de pensar y de percibir el entorno.

Aunque estos efectos varían según la cultura, las experiencias personales y el contexto, lo cierto es que el color tiene un impacto directo en cómo nos sentimos y en cómo nos perciben los demás, de ahí que sea una herramienta muy eficaz y fácil de aplicar cuando pasamos por un mal momento. No es solo una elección estética, es una manera de habitar una energía. Al elegir determinado color, nos conectamos con un estado emocional y esa vibración comienza a acompañarnos, influyendo en nuestro ánimo, en cómo transitamos el día, y también en cómo nos vinculamos con el entorno.

Cuando nos vestimos en piloto automático, sin conciencia o por “deber ser”, perdemos una conexión valiosa y lo convertimos en una rutina más. Pero cuando elegimos conscientemente qué ponernos, enviamos un mensaje poderoso tanto al mundo como a nosotras mismas. Vestir es un lenguaje silencioso.

La imagen no es un acto superficial

Elegir la ropa que vestimos, el maquillaje o el peinado no es al azar, es un mensaje en el que nos recordamos cuánto de importantes somos para nosotras mismas. Cuando atravesamos una crisis laboral — desmotivación, inseguridad, estrés o incluso desgaste emocional—, la elección de colores puede convertirse en una herramienta de regulación emocional. No va a cambiarlo todo, pero sí puede darnos ese pequeño impulso que nos hace falta para recuperar la confianza y salir al mundo con otra actitud, y tener en cuenta la importancia de llevar una prenda significativa a una entrevista de trabajo, que nos ayudará a recordar quienes somos y lo que merecemos.

Debemos hacer una interesante reflexión al recordarnos que cuando atravesamos una mala racha laboral —o en cualquier ámbito de la vida— es normal que surjan emociones como ansiedad, inseguridad o desmotivación. Incluso que nada de lo que nos pongamos nos guste y nos sintamos menos atractivas. Esto no tiene que ver con el cuerpo en sí, sino con lo que estamos sintiendo internamente: nuestras emociones afectan profundamente cómo nos vemos y cómo nos percibimos. Recomiendo que, en esos momentos difíciles, optemos por colores que transmitan calma, seguridad o motivación. Por ejemplo, los tonos cálidos ayudan a activar la voluntad y la energía vital; mientras que los colores neutros o suaves nos dan equilibrio y serenidad.

Colores con propósito

No hay recetas universales, pero sí existe el efecto de los colores en nuestras emociones:

Si te sientes apagada o sin energía:

Colores cálidos como el naranja o el coral pueden estimular la vitalidad y la creatividad. El amarillo también puede aportar optimismo, pero mejor en pequeños toques si estás muy saturada emocionalmente.

Si estás ansiosa o dispersa: Tonos tierra, verdes suaves o azul cielo favorecen la serenidad, la presencia y el enfoque.

Si lo que necesitas es recuperar poder o seguridad:

El rojo, el granate o incluso el negro bien combinado pueden ayudarte a reconectar con tu fuerza interna.

Si sientes tristeza o melancolía:

El rosa empolvado, el lavanda o el blanco roto dan una sensación de ternura, luz y cuidado. No es casualidad que los quirófanos se pinten de verde: Este color reduce el contraste con la sangre, calma la vista del personal sanitario y está asociado simbólicamente con la salud y la esperanza.

No es casualidad que los quirófanos se pinten de verde: Este color reduce el contraste con la sangre, calma la vista del personal sanitario y está asociado simbólicamente con la salud y la esperanza. Es fundamental reconocer que cada persona puede elevar su ánimo de maneras diferentes, según lo que necesite en ese momento.

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