El legado de Francisco de Zela

Se acerca el 28 de julio y nos vestimos de rojiblanco. El amor y el orgullo por la patria hincha el pecho de todos los peruanos, herederos de grandes hombres que lucharon ofrendando sus vidas por la soberanía de este hermoso país. Uno de estos personajes es Francisco Antonio de Zela, un político peruano nacido en Lima el 24 de julio de 1768, que encabezó la Rebelión de Tacna de 1811 y que es recordado por dar el primer grito de la Independencia del Perú. Justamente ayer se recordó un año más del nacimiento de De Zela y vale la pena reconocer su valía y revisar las huellas dejadas que dejó en la historia.

Según los historiadores, la Rebelión de Tacna tiene una estrecha relación con la Revolución de Argentina, la cual se había iniciado en Buenos Aires el 25 de mayo de 1810. Los argentinos, que buscaban aliados, enviaron un ejército a la provincia de Charcas, en la actual Bolivia. Fue cuando Francisco de Zela se unió a las milicias argentinas por la causa emancipadora, luego de constatar en Tacna el abuso de los españoles.

De Zela asaltó primero el cuartel de caballería del Regimiento Dragones del Rey y luego el Cuartel de Infantería. Por eso es reconocido como uno de los próceres de la Independencia del Perú y quien, a la voz de “¡cargar y adelante!”, dio el primer grito de la Independencia. Fue deportado a Panamá, donde falleció 18 de julio de 1819.

La gesta de Francisco De Zela confirma que la hermandad entre Perú y Argentina empezó desde antes de la Independencia del hermano país. Incluso en el Tahuantinsuyo hubo un acercamiento entre los incas con los collas y otras etnias originarias que poblaron esa región de América del Sur, donde hoy se erige la república de Argentina.

El actual gobierno —asumiendo que Dina Boluarte es presidenta porque fue parte de la plancha de Pedro Castillo— se presentó como promotor de los valores patrios y la identidad nacional, pero en la práctica está lejos de asumir esa posición. Cayó Castillo y quienes lo sucedieron tampoco muestran un nivel de intelectualidad y compromiso que los conduzca al reconocimiento de la valía e importancia de la historia. Lo mismo ocurre con el Congreso, pues no se realizan las ceremonias y homenajes de otros tiempos con motivo de las Fiestas Patrias. Todo está frío.

Estamos a pocos días del 28 de julio, ojalá se pongan las pilas y organicen una celebración que esté a la altura de la importancia de la fecha. Aunque la coyuntura política a veces distrae, desconcentra. Hay que hacer el esfuerzo. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.

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