Dante Alighieri (1265 – 1321), conocido por su obra maestra “La divina comedia”, tuvo una vida marcada por el amor, el exilio y su profunda conexión con su natal Florencia, en Italia. Sin embargo, tuvo que vivir alejado de su amada tierra. Durante su vida, Dante fue desterrado de Florencia debido a conflictos políticos entre los güelfos blancos (su facción) — opositores al papa Bonifacio VIII— y los güelfos negros. Se dice que, años después de su exilio, se le ofreció la posibilidad de regresar a la ciudad bajo ciertas condiciones humillantes: debía admitir culpa y someterse públicamente a una ceremonia de penitencia.
Dante Alighieri rechazó indignado esta oferta y escribió una carta: “¿Acaso no sabe usted que ni el pan ni el refugio en mi propia casa son tan dulces como la libertad y la paz interior que me ofrece mi conciencia limpia?”. Por ello, Dante nunca volvió a su amada Florencia y vagó como un exiliado en ciudades como Verona y Rávena. Sin embargo, en el exilio encontró la inspiración para escribir “La divina comedia”, donde plasmó no solo su visión del más allá, sino también críticas sutiles (y no tan sutiles) a aquellos que lo habían traicionado.
