Opinión

Paz para esta guerra

Por: Martín Valdivia Rodríguez

Desde días antes de Navidad, la tregua permitió detener, momentáneamente, una ola de violencia que había dejado cerca de 30 muertos. Solo algunas carreteras de Puno permanecieron bloqueadas en las últimas semanas, pero felizmente no hubo más incidentes trágicos. Esta calma podría romperse entre hoy y mañana, pues los frentes regionales y gremios locales, especialmente del sur del país, reiniciarán sus paros indefinidos y movilizaciones, que ojalá no causen más derramamiento de sangre. Simultáneamente a las protestas que se anuncian, hoy se realizará una marcha por la paz para demostrarle al país que no todos los peruanos respaldan los métodos violentos en las protestas, los bloqueos de vías de comunicación —con la paralización económica que ello implica—, la destrucción de la propiedad pública y privada, los ataques incendiarios a comisarías y locales del Ministerio Público, y los asaltos de aeropuertos, con la paralización de los vuelos.

Esta marcha por la paz hace recordar a la que el 3 de noviembre 1989 convocó el excongresista Henry Pease contra el terrorismo. Para esa fecha, precisamente Sendero Luminoso había anunciado un “paro armado” en Lima en momentos que el país soportaba una terrible hiperinflación económica y una angustiante incertidumbre política. Hasta un sector de la derecha, con el Fredemo, cuyo líder era Vargas Llosa y tenía como candidato a alcalde de Lima a Juan Incháustegui, se animó a participar en la marcha. Eran otros tiempos.

Ahora, después de más de 30 años, es diferente la situación del país y otro el escenario. Las protestas empezaron después de la detención del vacado expresidente Pedro Castillo y la demanda principal era el cierre del Congreso, seguida del adelanto de elecciones y la renuncia de la presidenta Dina Boluarte. Solo un sector minoritario reclama la libertad de Castillo.

El Congreso aprobó el adelanto de elecciones para abril del 2024, lo que implicaría que Dina Boluarte deje el cargo el 28 de julio de ese año. Quizá ese sea el principal punto que objeten los manifestantes, pues hay quienes señalan que las elecciones pueden realizarse en abril del 2023. Las otras exigencias están condicionadas con este tema, por lo que el Gobierno debe explicar con mucho tino la conveniencia de que los comicios generales se realicen dentro de un tiempo prudencial, a fin de realizar las reformas y cumplir con los plazos electorales. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.

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