Opinión

Los vicepresidentes

Por: Víctor A. García Belaunde

La vicepresidencia es una institución del derecho político o de derecho constitucional que tuvo su inicio en Norteamérica. Recuerdo a John Adams que primero fue vicepresidente de Washington y lo sucedió ya como presidente, decía que en la inteligencia del pueblo norteamericano el no entendía como se había creado el cargo de vicepresidente que es tan insignificante.

No creo que el cargo haya sido insignificante, porque finalmente ha funcionado, al menos en los Estados Unidos; lo que no ha pasado en el Perú, que en la práctica constituían solo un elemento decorativo. Tanto en los Estados Unidos como en la Argentina se acostumbra que el vicepresidente presida una de las cámaras del Congreso.

En el Perú el vicepresidente no tiene cargo o función, es un suplente, un suplente del titular, como si estuviera en la banca esperando solo a que lo llamen para sustituir al principal. Tanto así que ni en el protocolo está considerado, recién a partir de la presidencia de Alejandro Toledo, con Raúl Diez Canseco se fijó algún tipo de atenciones a los vicepresidentes dentro del protocolo oficial que se brinda a los más altos cargos del Estado.

Belaunde decía que los vicepresidentes no son cómodos para los presidentes y es mejor tenerlos alejados y así hizo él, en su primer gobierno a Edgardo Seoane lo mandó de embajador del Perú a México, y cuando estuvo en Lima le fue incómodo, tanto, que, con cierto apetito de poder, provocó un cisma en Acción Popular basándose en el escándalo de la página 11 y acabó sirviendo al régimen velasquista. En cambio, en el caso del segundo gobierno de FBT a Fernando Schwalb, lo envió de embajador del Perú a los Estados Unidos haciendo una muy buena labor, pero cuando lo tuvo en Lima lo hizo primer ministro y de allí devino un alejamiento por la salida de Rodríguez Pastor del ministerio de economía, Schwalb solidarizándose con el amigo también se retiró. La relación a pesar del tiempo, no se compuso.

Los vicepresidentes existían o no en las constituciones posteriores a 1860; Ramón Castilla con su agudeza política y su pragmatismo patriótico decidió crear no una sino dos vicepresidencias, porque él decía que un vicepresidente complota contra el presidente, y mejor tener un segundo para que este complote contra el primero. Siendo esta fórmula que se sigue manteniendo hasta nuestros días.

En nuestra historia los primeros vicepresidentes han tenido alguna que otra preferencia o atenciones, no así o no siempre los segundos vicepresidentes, salvo en el caso de 1863, 1865 y 1868 donde el segundo vicepresidente gobernó tres veces el Perú como fue el caso del general Pedro Diez Canseco, quien sucedió primero a San Román, después estuvo al frente de la revolución que depuso a Pezet y renunció para no ser dictador y finalmente sacó a Prado de la presidencia para convocar a elecciones generales donde fue elegido José Balta. En esta época se entendía que el segundo vicepresidente no iba a gobernar sino simplemente convocaba a elecciones.

Hice un proyecto de ley en el cual se restituía esta precisión, porque el vicepresidente puede acabar el periodo del titular solo cuando faltase muy poco para la culminación del mandato. Pero en caso hubiese una interrupción del mandato del titular apenas iniciada su administración, este debe convocar a elecciones nuevamente, como así lo debiera hacer el segundo vicepresidente en todo tiempo; esta propuesta está basada en la percepción que los vicepresidentes no fueron elegidos para dirigir el país, solo son suplentes de un titular.

(*) Abogado y excongresista

(*) La empresa no se responsabiliza por los artículos firmados.

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