Por: Lilly Bustamante
Fue un visionario nacido para el espectáculo. Apostó con mucho éxito en el folclore nacional y también por el género salsa. Hablamos de Boris Gómez Zubizarreta, quien aseguraba que en su otra vida fue músico. El reconocido personaje de la farándula falleció un día como hoy hace dos años. Como gran promotor de nuestra música andina, abrió las puertas del portentoso “Salón del Folclor”, nada menos, en el Cercado de Lima, para dar cabida a los provincianos ávidos de deleitarse con sus añoranzas. Hasta entonces, los eventos festivos se realizaban en las periferias y trasladarse les era muy dificultoso.
Este, su gran proyecto, constaba de dos amplios salones, en dos niveles, ubicado en la equipa de Rufino Torrico y Emancipación. Lo hizo realidad cuando quedó prendado por la imponente voz de la “Faraona” Flor Pucarina. Su ilusión fue tenerla cantando, pero al morir ella, su sueño no se cumplió. Desfilaron por allí verdaderas estrellas del canto andino. En su elenco estable estaban Chinita Cordillerana, Diamante Andino, Jilguero de los Andes, Zulema del Centro, Isabel de los Andes, Waswita de Junín, Las hermanas Arana y el dúo Los Wankas, entre otros.
Y, entre los que animaron, Pedro Romero y Marlene Cubas. En la década del 80, época del furor de la salsa, Boris abre tres locales: la Máquina del Sabor de la av. Arriola y de la av. Venezuela, y el tercero en La Herradura, en Chorrillos. En esta última estuvieron artistas de la talla de Celia Cruz, Niche, Irakere, Paquito Guzmán y Andy Montañez, entre otros. El vistoso escenario era giratorio y lleno de luces, un gran lugar para gente salsera. A Boris Gómez se le recuerda como un personaje era alegre, inquieto y, sobre todo, marketero nato. Nació en el Cusco. Descansa en paz, Boricha.
